Capítulo 24 - Esa estrella brillante que jamás se apagará - Días finales III

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«Me vas a hacer feliz... Vas a matarme con tu forma de ser...»

El karma de vivir al sur - Charly García


Remia, Crystel, Apartamento «104» - 26 de Junio - Año 525

—Despertaste. —El alivio invadió a Zenda cuando vio a Vlas abrir sus ojos. Lo miró con una sonrisa de par en par.

—¿Eh? ¿Qué haces aquí, linda? —preguntó Vlas, confundido, e intentando alzar su cabeza en la almohada.

—Tu hermano me contó todo, quédate tranquilo —respondió Zenda, ayudándolo a sentarse—. ¿Recuerdas algo de lo que sucedió o tu pregunta fue totalmente sincera? —preguntó, alcanzándole un vaso de agua. Vlas lo vació de un trago.

—Sí, recuerdo la mayoría... Ese maldito... Fue todo tan rápido, ni siquiera me pude defender —maldijo Vlas, apretando el puño con impotencia.

—Ey, cálmate, ya pasó, ahora estás bien, eso es lo importante. —Zenda tomó su mano. Intentando calmarlo.

—Zenda. —Vlas alzó la mirada. Cierto... Ella estaba a su lado... Recién caía. Ella le sonrió y su corazón volvió a latir, se sintió agradecido, y la quería sentir, a ella... Sólo a ella.

—¿Si? —preguntó Zenda, confundida. Vlas ya la había abrazado incluso antes de terminar la pregunta, y ella necesitaba un abrazo de Vlas, ya lo extrañaba... Su preocupación fue mucha y al fin se había ido—. ¿Estás bien? —preguntó riendo.

—Pensé que no te vería más... Imaginé lo peor antes de perder la conciencia, no quería que nos separáramos sin despedirnos... No quería... Mierda. —Vlas se aferró a ella. Esa suavidad en su respuesta lo hizo despejar dudas, lo hizo sentirse en el cielo.

—Ey —dijo ella, separándose de un poco de él, necesitaba mirarlo a los ojos para decirle lo que quería decirle—. Ya hablamos de eso... Y creo que quedo claro lo que al menos yo quiero. —Lo miró con cierta conformidad.

—Sí... Entendí perfectamente tu postura, pero también hicimos una promesa, y como dije anteriormente... «No quería irme sin despedirme de ti» —Él repitió sus palabras... Esta vez, más sinceras que nunca.

Zenda lo comprendió y sonrió en señal de entendimiento.

—Dejemos eso para más tarde, ¿Sí? Quiero saber cómo te sientes, ¿Estás bien? —preguntó ella, analizándolo con la mirada. Estaba mucho mejor que días atrás, Rhys no hacía nada más que curarlo, por lo que sus heridas ya habían dejado de verse.

—Mejor que nunca... De hecho esperaba verme peor —dijo él levantándose de la cama, caminó hasta la esquina de la habitación y se miró en un espejo. No tenía una sola cicatriz.

—Rhys fue quien te salvó, también te curó... Antes de irse me dijo que cualquier movimiento inusual que note le avisara lo más rápido posible, estaba muy preocupado —contó Zenda.

—Le tendré que agradecer cuando vuelva... Por suerte está aquí, no sé qué hubiera pasado si no él no llegaba —dijo Vlas, bajando el rostro. Dejó de ver su reflejo.

—Rhys nunca permitiría que alguien te haga algo malo... Hablé con él mientras estabas dormido, le expliqué lo que pensaba sobre todo lo que estaba sucediendo, y lo entendió perfectamente... También noté que se preocupa mucho por ti, aunque no lo demostrara tanto estaba nervioso esperando a que despertaras... Sacaste la lotería con un hermano como él.

—Lo sé, estoy agradecido de que así sea, porque después de todo lo que tuvo que pasar, él más que nadie se merece lo que tiene, una esposa como Lara que lo apoya en todo y siempre está con él, alguien como Leah que le devolvió lo que era el calor de una familia, y todas las personas que lo siguen y confían en él, su gran voluntad y perseverancia lo hicieron llegar a donde está ahora, y así debería haber sido antes de la muerte de Demian... Antes de cometiera todos esos errores de los que nunca dejará de arrepentirse —aseguró Vlas, con un poco de aflicción marcada en su voz. Zenda estaba a su lado, tan solo con mover un poco su mano encontró la de ella... Y la apretó.

LA LEYENDA DEL SCIRE - Di Rem-WindsorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora