Capítulo 20 - «No te soltaré jamás»

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«Deja que el amor te instruya; no intentes instruir al amor...» 

Misery - Stephen King


Remia, Crystel, Residencia Allen - 22 de Junio - Año 525  

«Mi hermano es impresionante», pensó Vlas, cuando apareció frente a la puerta del edificio donde residían los Allen.

Entró a la construcción y caminó por el lobby. Subió al ascensor y marcó el piso número «15». Cuando llegó caminó por el pasillo buscando la puerta que correspondiera al apartamento, hasta que la encontró al final del pasillo... «Allen» se leía en ella. Tardó en tocar el timbre, todavía no estaba completamente seguro de lo que estaba haciendo, pero ya había ido hasta ahí, no había marcha atrás. Lo hizo.

Estuvo unos minutos esperando que abrieran la puerta. Hasta que por fin alguien atendió.

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó Kora, con un tono de enojo, extraño en ella.

—¿Sucede algo? —preguntó Vlas, al darse cuenta de la actitud de Kora.

Ella lo miró aún peor.

—No respondiste mi pregunta —aclaró Kora, apoyada en la puerta, en ese momento, frunció el ceño.

—Tienes razón —asintió Vlas—. Vine a visitar a Zenda, desde ayer que no contesta mis llamadas y me preocupé, ¿Sabes algo al respecto? —agregó, escondiendo la verdadera razón.

—Con que tú no tienes nada que ver con eso —dijo Kora, fue un poco irónica en su declaración.

—¿A qué te refieres? —preguntó Vlas, confundido. ¿Ella estaba burlándose de él?

—Zenda está así desde que tuvo esa charla contigo, no sé de qué hablaron, ni tampoco me importa, pero me molesta ver a mi hermana en ese estado —respondió Kora—. Si la razón de que esté así fue alguna acción tuya quiero que me lo digas, no quiero que siga siendo lastimada —agregó, acercándose a Vlas.

Él pudo notar que realmente estaba molesta, aunque estaba a centímetros de ella podía notar su aura distante y fría.

—Kora, tú sabes que sería incapaz de lastimarla, si estoy aquí es por la misma razón que tú, quiero saber que le sucede, me preocupo por ella —explicó Vlas.

Aunque esa no era totalmente la verdad, sintió que extrañamente estaba siendo sincero ante ella, esa frase no tenía nada de mentira.

—¿Entonces no sabes lo que le sucede? —preguntó Kora, disminuyendo poco a poco su molestia.

—No, es extraño que no me contara nada, sabes el vínculo y la gran confianza que ambos nos tenemos, y aunque la conozco bastante bien, no entiendo su actitud.

Esta vez sí, esa respuesta había sido una total mentira. Se había equivocado, todavía no estaba preparado para ser totalmente sincero con ella.

—Parece ser que pensamos lo mismo —declaró Kora—. No quiere hablar con nadie, está encerrada en su cuarto desde anoche... No comió, esta mañana no desayunó y tampoco almorzó al mediodía... Ni siquiera sé si está despierta en este momento —explicó, alzando sus hombros ligeramente. Ella estaba preocupada e intranquila, y la pena la agobiaba. Vlas podía entender sus sentimientos, él se sentía igual, pero ella no conocía la razón y probablemente esos sentimientos eran diez veces más fuertes, después de todo, ella amaba a su hermana más que a nada, y verla en ese estado había de ser muy difícil—. Te dejaré pasar... Quizás tú puedes hacer lo que nosotros no —agregó entrando a la casa.

LA LEYENDA DEL SCIRE - Di Rem-WindsorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora