Capítulo 15: Braavos

390 37 2
                                    

No podía creer lo que mis ojos veian

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No podía creer lo que mis ojos veian. El Titan de Braavos nos dejó sin aliento y boquiabiertas.

- Es enorme.

Elia traía los ojos sumamente abiertos.

- Antes, cuando Braavos estaba en peligro, el Titan aparecía con fuego en sus ojos. Entraba al mar y derrotaba a sus enemigos.-explico el capitán del barco.
- Solo es una estatua.- refute.

De pronto un alarido estruendoso hizo que Elia diera un sobre salto y tomara mi brazo.

- No tengan miedo. Anuncia nuestra llegada. Deberían alistar sus cosas, pronto desembarcaremos en el Puerto Purpura.
- ¿Conoce a la Compañía Dorada? Oímos que están aquí en Braavos.
-  Ya no lo están, según rumores, están camino a Volantis. ¿Por qué lo pregunta? ¿Planean unirse a ellos? Dudo que acepten mujeres.- el hombre se hecho una carcajada.- Pero siempre les queda la otra opción, pueden convertirse en cortesanas.
- ¿Es la palabra elegante para no decir prostitutas?
- Una cortesana no es una prostituta.- refuto con fastidio el capitán.
- Igualmente no estamos interesadas, gracias. - Elia sujeto mi brazo y empezamos a caminar hacia los camarotes.

Ya ahí comenzamos a juntar nuestras pertenencias.

- Todo el maldito viaje fue en vano.- guarde furiosa la bolsa de monedas en un maletín de tela.- Ocho días en altamar para nada.

Elia empezó a carcajearse.

- Perdón, es que todo esto es muy divertido. Veamos el lado positivo, al menos conocimos una de las ciudades libres.
- Para eso, hubiera preferido venir en Meyrax, sería mucho más rápido. Por este viaje retrase recoger mi espada de Dorne.
- No pienses más en eso, hay que ir a conocer la ciudad.

Elia estaba más emocionada que yo, nunca había salido de Dorne, e incluso cuando llego a Driftmark se la paso recorriendo toda la fortaleza porque quería conocer hasta la última piedra de High Tide.

Al desembarcar, recorrimos los alrededores del puerto. Habia demasiados puestos donde vendían pescado. Niñas y niños cargaban carretas vendiendo ostras.

Algunos Bravosi hablaban la lengua común, pero otros hablaban una variante del Alto Valyrio.

Visitamos el Banco de Hierro de Bravos, el principal prestamista de Westeros y de la corona. Cerca de ahí, también vimos el Estanque de Luna, nos encontramos con un joven de cabellos castaños cantando al lado del estanque. Elia le regalo una moneda de plata por su melódica voz.




(...)




Ya era tarde y el estómago nos rugía de hambre, nos metimos a una posada y pedimos una tarta de carne cada una.

- ¿Qué haremos mañana?- pregunto Elia.-¿Quieres regresar a Driftmark?
- No lo sé, pero si encontramos un barco que nos lleve directo a Driftmark, lo tomaremos.
- ¿Qué más quieres hacer?
- Quiero ver sus casas de placer. Hasta ahora solo he visto la de Dorne.
- ¿Es enserio? ¿Cruzaste el mar estrecho para ver un burdel?
- Si, mera curiosidad. Asi como a ti te gusta ver a guapos jóvenes cantar, yo quiero ver a sus "cortesanas"

Ambrosía de Dragones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora