Capitulo 3: La Perla de Driftmark

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12 años desde 112 D.C.

Conforme fui creciendo, las personas empezaron a verme distinto. Esta vez murmuraban lo bella que me estaba poniendo con el paso de los dos últimos años. El deseo que le pedí a los Dioses se iba haciendo realidad.

Los marineros de la flota Velaryon y algunos pobladores de la ciudad portuaria de Spicetown nos pusieron apodos a mis primas y a mí.

Baela era llamada "La Joya de Driftmark", Rhaena era conocida como "La estrella de Driftmark", y últimamente a mí me llamaban "La Perla de Driftmark".

Se corrió la voz tanto en los mares como en la tierra sobre las bellas nietas de Corlys Velaryon y Rhaenys Targaryen. La atención que ahora me daban las personas solo hacía que mi vanidad y ego crecieran.




(...)



Estábamos en el patio de la fortaleza con Rhaenys. Recién terminábamos nuestro entrenamiento con espadas de maderas, cuando un rugido llamo nuestra atención.

Levantamos la cabeza y vimos un dragón amarillo sobrevolando Driftmark. Inmediatamente sabia de quien se trataba.

- Es Syrax ¿Tú la invitaste?- pregunte a Baela.

- Sí, lo siento.- Baela miro con una sonrisa temblorosa a Rhaenys.

- Tenías que haberme preguntado antes de hacer esto, Baela.- a Rhaenys no le agrado la idea.

- Enserio, lo siento. Pero es que ella y Daenerys no se ven desde hace cuatro años.

- Cuatro años demasiado pacíficos a mi parecer.- dije con burla.

- Daenerys, por favor.- suplico Baela.

- Está bien.- rode los ojos.- No voy a malograr este reencuentro familiar.- solté en tono de burla.

- Hablaremos después, Baela.- Rhaenys la miro seria.- Ahora caminen, tenemos que salir a recibirla, no podemos ser descortés.

Sorprendentemente en el fondo no me molestaba que Rhaenyra viniera a visitarme, pero era muy orgullosa como para admitirlo.

Salimos las tres juntas hacia la puerta de la fortaleza, ahí se podía ver los montes de rocas con pasto donde solían aterrizar y descansar los dragones.

Syrax aterrizo cerca de Seasmoked y Meyrax llevándose un rugido de parte de mi dragón.

Meyrax ya había crecido y estaba del tamaño de dos caballos, pero aún era muy pequeña y no podía montarla. Le gustaba pasar tiempo con los otros dragones que estaban en Driftmark.

Rhaenyra no había venido sola, era acompañada de Rhaena, quien bajo primero de Syrax y corrió hacia nosotras.

- ¡Rhaena!- gritamos al unisono Baela y yo.

Las tres nos unimos en un abrazo fuerte.

- Me alegra verte de nuevo mi bella Rhaena.- Rhaenys agarro sus mejillas y beso su frente.

-Yo también las extrañe.- Rhaena sonrió emocionada.

- Daenerys.- Rhaenyra sonrió caminando hacia mí.

- Mad...- no termine de hablar porque Rhaenyra me abrazo fuerte.- Planeas abrazarme o ahogarme.

- Lo siento.- Rhaenyra se separó y agarro mis mejillas.- No aguantaba las ganas de verte. Rhaena te describió a la perfección, estas hermosa.- sonrió con los ojos brillosos.

Quite sus manos de mis mejillas y agarre una de ellas.

- Veo que aún no te embarazas.- apunte con la vista su abdomen.- Eso quiere decir que tu esposo entendió mi amenaza.

Ambrosía de Dragones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora