Capítulo 27
Unas horas más tarde, Vanesa está exactamente donde suele estar: en el sótano con los niños.
Por una vez este año, había querido quedarse arriba, aunque sólo fuera para estar con Mónica, aunque no pudiera estar con ella. Había hecho la ronda con Mónica, presentándole a parientes aquí y allá, pero al final se habían separado. Y la tercera vez que establecieron contacto visual, se dio cuenta de que tal vez la miraba demasiado.
Sin embargo, hay una intensa partida de Pictionary con los niños, y ella se está partiendo de risa cuando Melisa y Santi, uno de sus primos segundos, se gritan el uno al otro, intentando conseguir la respuesta antes de que se acabe el tiempo.
Abbie también se ríe acurrucada contra su costado -Vanesa es la juez oficiosa- y Mónica aparece por las escaleras para anunciar: "¡La cena está a punto! Que todo el mundo vaya a lavarse las manos".
Inmediatamente, los niños dejan lo que están haciendo y se apresuran a subir a por la comida, mientras Vanesa se estira y los observa.
Abbie está en la parte de atrás del pelotón, y observa cómo se detiene y le dice emocionada a Mónica: "¡Este es el mejor Acción de Gracias de la historia! Es mucho mejor que el de los abuelos!".
Cuando oyen la horda de pasos en el primer piso, Vanesa se levanta por fin. Mónica sigue en los escalones y observa a Vanesa acercarse con una mirada pensativa y divertida y algo más, indescifrable, todo a la vez.
—Me preguntaba dónde te habías metido hasta que tu madre me dijo que te habías escapado aquí a jugar, que eras el alma de la fiesta.
—¿Qué puedo decir? –Vanesa le sonríe al llegar a las escaleras.
La mirada de Mónica se vuelve más contemplativa mientras Vanesa sube lentamente los escalones.
—Abbie tiene razón. Acción de Gracias con tu familia es el mejor que hemos tenido en mucho, mucho tiempo.
—¿Bien...? –Se detiene en el mismo escalón que Mónica, incapaz de mantener las distancias. Esa es una gran razón por la que había bajado hoy en primer lugar. Se acerca tanto, sus cuerpos se rozan, y ella lo siente por todas partes.
—Es bueno. Y da miedo. –admite Mónica en un susurro apretándose con una tensión que Vanesa no entiende. Frunce el ceño, buscando los ojos de Mónica, hasta que Mónica los cierra con fuerza. —Nos diste algo aquí que no quiero perder. Y estoy tan... –Exhala un suspiro, los ojos verdes se abren de nuevo, clavándose en los de Vanesa. —Siento que esto es una cuerda floja y tengo miedo de caer.
Vanesa se pregunta si Mónica sabe que ya es demasiado tarde para volver. Entiende su miedo. Pero, por otro lado, quiere que Mónica sienta la misma seguridad que ella. Odia que no la tenga.
Mónica mira rápidamente por encima del hombro antes de agacharse y presionar con los labios la comisura de los de Vanesa. Demasiado cerca de su boca para ser un auténtico beso en la mejilla, pero no lo suficiente para ser un beso de verdad. A Vanesa le arde igualmente todo el cuerpo, se le corta la respiración.
—Riesgo o no, estoy agradecida, Vanesa. Feliz Día de Acción de Gracias.
***
La primera nevada de la temporada es la fiesta no oficial favorita de Vanesa.
Hay algo en el aire... más fresco y que siempre parece mágico. Antes de que la naturaleza siga su curso y arruine la nieve recién caída. De todos modos, psicológicamente, está programada desde su infancia: piensa en la emocionante posibilidad de un día de nieve, la peleas de bolas de nieve con sus hermanos y otros niños del vecindario, y acurrucarse con chocolate caliente. Puede sentirlo en el aire, piensa, mientras camina distraídamente hacia las puertas que le dan la bienvenida a la biblioteca de la Universidad de Madrid.

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Cuando menos te lo esperas
FanfictionCuando menos se lo esperaba, Vanesa Martín aceptó el caso más importante de su vida. Historia adaptada. Créditos a la autora