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Capítulo 13

Las tres, junto a Carol salen a cenar para celebrarlo.

Carol es amable, pero observa atentamente a Vanesa, como ha hecho las últimas veces que se han visto de pasada en los últimos seis meses. Pero Vanesa lo toma como una medida de que Carol se preocupa por Mónica y Abbie, y ella está más que bien con eso.

Carol y Mónica están charlando al otro lado de la mesa cuando Vanesa se da cuenta de que Abbie arrastra la cuchara por su postre de helado en lugar de comérselo.

—Más vale que tengas cuidado, porque ningún helado se desperdicia en una mesa en la que yo esté sentada. –advierte con un guiño, y sumerge la cuchara en el helado para asegurarse.

Es mentira, el helado no es su debilidad y está llena de comida. Más que nada, sólo quiere llamar la atención de Abbie, porque se ha quedado inusualmente callada en los últimos minutos, y nunca duda cuando se trata de helado. Funciona, y Abbie se vuelve para mirarla. Tras unos segundos, acaba diciendo:

—Aunque ya no seas nuestra abogada... –se detiene, su cara se arruga en pensamiento y preocupación, mientras desliza el helado lentamente por el tazón. —¿Todavía vamos a verte?

Su labio inferior sobresale en un mohín pensativo mientras se vuelve hacia el helado con el que está jugueteando en lugar de mirar a Vanesa, que se echa hacia atrás sorprendida - sinceramente, ¿en qué momento todo entre Mónica y Abbie se convirtió en algo mucho más relacionado con ellas que con el divorcio? No tiene ni idea. Pero en algún momento -quizás en todas partes-ocurrió. Y es una de las mejores cosas que le han pasado, punto.

—Oye. –mantiene la voz baja, hasta que Abbie levanta la vista hacia ella. —No puedes decirme que hemos terminado de salir; ni siquiera hemos ido en un barco de patos todavía. –menciona a propósito la actividad que Abbie siempre menciona cuando las ven por la ciudad. Simplemente no ha encajado en su agenda todavía.

La cara de Abbie se ilumina por completo. Sólo entonces se da cuenta de que la conversación entre Mónica y Carol había quedado en silencio ante la pregunta de Abbie. Carol, aún con la expresión de consideración en el rostro, asiente con un atisbo de sonrisa. Pero la sonrisa de Mónica es lo suficientemente cálida como para que Vanesa la sienta por todas partes.

—Bien. No nos gustaría que desaparecieras.


***


El Día del Padre de la familia Martín es para Vanesa mucho más agitado de lo habitual. Porque cuando se están preparando para su partido anual de fútbol de padre e hijo, aparecen Mónica y Abbie.

Sonríe alegremente cuando las ve subir por el pasillo lateral y se apresura a saludarlos antes de que puedan ser bombardeados por los demás miembros de la familia Martín. Su familia es ruidosa y está llena de entrometidos bonachones que acosan a Mónica con preguntas y comentarios sobre su vida. Ella le había advertido hacía meses, por supuesto, que serían así. A pesar de parecer a veces vagamente incómoda por la atención, Mónica siempre maneja el grupo sin esfuerzo. En privado, le había dicho: "Tu familia es perfecta. Además, fui una esposa trofeo en eventos con mucha más gente con intenciones mucho peores".

Su madre se había encariñado de inmediato con Abbie y Mónica y ahora exigía que vinieran a todas las reuniones, lo que llenaba a Vanesa de emoción. Una estupidez, seguro, pero aún así.

Termina de atarse a la cintura el lazo verde del partido de fútbol cuando se reúne con ellas en la puerta del patio trasero. Lo primero que hace es darle un repaso automático a Mónica. ¿Desde cuándo le gustan tanto las clavículas a Vanesa?

Cuando menos te lo esperasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora