Cuando menos te lo esperas

|17|

Capítulo 17

¿Piensa en ese momento más de lo que debería? Posiblemente. Probablemente.

Lo único que no es normal es que ella empiece a emplear sus propios pasos sutiles para recuperarse y superar esos sentimientos para que su amistad pueda ser sólo eso: una amistad.

Empieza a hacer pequeños cambios, imperceptibles para Mónica y Abbie. Pasa un poco menos de tiempo con ellas en sus días libres, poniendo sólo unos centímetros entre ella y Mónica cuando salen.

Acepta la invitación de salir con Nicole, una mujer que trabaja en la quinta planta de su empresa y que la ha invitado a salir varias veces, sólo para "salir", según las alentadoras palabras de Ana. Le dan ganas de poner los ojos en blanco, pero su amiga tiene razón: tiene que superar lo de Mónica si quiere que ésta sea una amistad sana y duradera para todos los implicados.

Entonces, Vanesa lo intenta.

***

Lleva a Abbie de compras para la vuelta al cole, y ambas van cargadas de bolsas camino del apartamento de Mónica y Abbie.

Son casi las cuatro de la tarde, lo que significa que Mónica ya debería estar en casa. A primera hora de la mañana había pedido disculpas y se había apresurado a preguntar si Vanesa podía echarle un ojo a Abbie -algo nada habitual un domingo-.

—Tenemos tanto. ¿Qué crees que debería ponerme en mi primer día? –Abbie pregunta, lanzando una mirada por encima del hombro a Vanesa mientras se dirigen hacia el pasillo.

—No estoy segura, pero entrar en quinto curso es algo muy importante. ¿Qué tal si te pruebas tus favoritos para tu mamá y ella puede ayudar a elegir?

—¡De acuerdo! –Abbie acepta exuberantemente justo antes de llegar a la puerta del apartamento, y se detiene para mirar por encima del hombro, enviando a Vanesa una mirada implorante. —¿Y tú también te quedarás?

Vanesa duda un segundo. No porque no quiera quedarse, pero uno de sus pasos para superar estos sentimientos ha sido pasar menos tiempo en el apartamento de Mónica y Abbie. Después de todo, fue la escena del crimen.

—Por un ratito.

Ella acepta porque no puede decir que no a los suplicantes ojos azules de Abbie. Especialmente cuando se pregunta si Abbie ha notado que ha estado tratando de pasar menos tiempo en su apartamento. Abbie sonríe mientras coge su puñado de bolsas y entra corriendo en el apartamento por delante de Vanesa, gritando su saludo a Mónica con una proclama de: "¡Hemos ido de compras para la vuelta al cole!".

Vanesa se detiene sólo un momento para respirar hondo antes de seguir, totalmente normal. Mónica sale de la cocina, y al verla, se detiene en seco. Porque lleva pantalones de sastre y una camisa de botones entallada, el pelo recogido y... Y Vanesa se obliga a ignorar el revoloteo de su estómago. Ignorar, ignorar, ignorar, y al final dejará de ocurrir. Es parte de su estrategia para superar a Mónica.

El hecho de que la expresión de Mónica no sea su habitual sonrisa afectuosa, ya que se cruza de brazos, también ayuda un poco a apagar la sensación.

—¿La llevaste de compras para el regreso a clases?

Vanesa se muerde el labio antes de ofrecer una sonrisa tímida.

—Bueno, ¿sí? Sé que tenías intención de hacerlo hoy, pero estabas... –Deliberadamente baja la mirada para mirar a Mónica de arriba abajo. —Ocupada.

No cree que sea para tanto, pero por la mirada de Mónica se da cuenta de que tiene que estar perdiéndose algo.

—Vanesa, ya haces demasiado por nosotras. –recalca esas palabras mientras sus brazos se deslizan para cruzarse sobre su pecho. —Gastaste demasiado en ella hoy. –Mónica hace un gesto a las bolsas en sus manos, por no hablar de las que Abbie se llevó a su habitación. —Yo no te pedí que hicieras esto. –Su voz es tranquila y tensa.