2. Esperanzas renovadoras

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El verano estaba terminando, Martin lo sentía cuando salía a la playa a ver las puestas de sol. El día cada vez era más corto y las temperaturas estaban empezando a bajar dando paso a las típicas tormentas de verano que siempre marcaban los nuevos comienzos. Nuevos comienzos que en el caso del vasco se veían aún difusos, acababa de graduarse en el Bachillerato de Artes Escénicas y solo tenía una cosa clara y era que el arte y especialmente el baile eran las dos únicas constantes de su vida.

Llevaba unos meses meditándolo, sentía que en Bilbao no tenía las oportunidades suficientes en el ámbito laboral y necesitaba seguir formándose, pero lo que más deseaba en este mundo era hacerse un hueco en alguna de las compañías de danzas del país y poder dedicar su vida a lo que más le apasionaba. Era por ello, que tras muchas discusiones con sus padres, quienes en un principio no querían que dejase de estudiar, había conseguido convencerles de que quería ir más allá. Quería buscar oportunidades en la capital, sentía que Madrid era un mundo mucho más abierto en todos los sentidos y que por ende le sería más fácil encontrar un trabajo en el que se sintiese cómodo y en paz consigo mismo, pues no soportaría tener que estudiar una carrera que ni le gustaba durante cuatro largos años y después dedicar toda su vida a un trabajo que le amargase.

Así pues, había pasado el verano aprovechando al máximo aquellos paisajes tan idílicos que le ofrecía Getxo, aquellos paisajes que sentía como su casa. Quería exprimir todos los momentos que pudiese y conservarlos en su corazón, pues tenía la intención de comenzar a echar currículums y hacer audiciones en todas las compañías que buscasen gente. Sin embargo, sabía que se venían meses duros, meses de incertidumbre y trataría de enfocarse al máximo y resolver todas las situaciones estresantes con la mayor calma y perseverancia posible.

Lo que no esperaba es que su nuevo comienzo le llegase tan rápido. Al día siguiente, uno de septiembre, justo después de que pasasen dos semanas de su polvo estelar con aquel supuesto chico famoso, le llamó Mónica. Esta había sido su profesora de danza desde que tiene uso de razón y con el tiempo se había convertido en la gurú espiritual de Martin. La mujer no había podido evitar verse reflejada en el chico del bigote, ella más que nadie sabía por lo que estaba pasando al desafiar todas las convenciones sociales para decantarse por el mundo de la danza y siempre había impulsado a su joven alumno a que apostase por ello, por lo que en cuanto le llegó un correo de una de las compañías más importantes de Madrid pidiendo que difundiesen que estaban buscando nuevos integrantes no dudó en comunicárselo al muchacho.

-Hola pequeño, ¿cómo has pasado el verano?

-¡Mónica! -dijo Martin acercándose para darle un abrazo-Disfrutando de cada momento, aunque he echado mucho de menos tus clases.

-Si te sirve de algo, yo también he echado mucho de menos hacerlas, ver crecer a gente como tú clase a clase, año a año... Es una de las cosas que más disfruto de mi trabajo.

Ambos se sentaron en la terraza del bar y se pidieron un café con leche que no tardó en llegar.

-Jo, que bonito. Ojalá algún día pueda encontrar mi sitio como hiciste tú.

-Bueno Martin, igual ese día llega más pronto de lo que tú imaginas-dijo Mónica con su característico tono suave y calmado junto con una sonrisa. -Verás te he llamado porque ayer me llegó un email de LastDance, no se si conocerás la compañía.

Martin la miró boquiabierto. Por supuesto que conocía la compañía, era una de las más importantes en el panorama de la danza en la actualidad. Se solían quedar con los proyectos más jugosos a nivel estatal y era una empresa bastante grande por lo que había mucho personal en ella. Pero sin duda, lo mejor de esto era que ofrecían un programa de formación para que todos sus bailarines fuesen actualizándose a las demandas de sus nuevos proyectos y fuesen así lo más eclécticos posibles. Por no decir, los mejores del país.

Lo que no ves de mí - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora