9. Primera parada: Bilbao

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El gran día había llegado, y el traqueteo de los vagones parecía resonar internamente en la cabeza de Martin, intensificando sus nervios y emoción. Tras un par de semanas intensas ensayando la gira de Operación Triunfo estaba por iniciarse, ni más ni menos que en Bilbao. Martin sentía que los días se habían esfumado como arena entre los dedos al viento y casi sin darse cuenta estaba sentado junto a Pol en un vagón del AVE que los conduciría a su tierra. Observaba el paisaje correr ante la velocidad del tren, veía árboles que se convertían en simples destellos fugaces incapaz de apreciar los detalles con sus ojos. Así se sentían los días, todo había pasado como un suspiro y ahora se encontraba a minutos de llegar a casa y con un abismo de expectativas que cumplir.

Por un lado, estaba a punto de cumplir su sueño, bailar frente a miles de personas con unos compañeros increíbles y grandes voces a las que acompañar. Todo el equipo estaba impaciente por que llegase el tan esperado día, irse de gira era una experiencia única y maravillosa. Visitar tantas ciudades, dar show, salir de fiesta post concierto... Y sin embargo, a Martin le producía una sensación de vértigo que nunca había experimentado anteriormente. Empezar en Bilbao significaba que todos sus amigos de Getxo así como su grupo del instituto y su familia estarían allí para apoyarle. Estarían viéndole bailar y más que sentir emoción por empezar en un sitio donde estuviese rodeado de los suyos, lo que sentía el bohemio era una presión añadida.

—Se ha quedado empanado—dijo Pol riendo mientras le daba un par de toques en el hombro que lo hicieron volver a la conversación con el resto.

—Perdona, ¿qué decíais? —le contestó un Martin desubicado volviendo la atención al grupo.

—Que esta noche la vamos a liar en el concierto, ¿a que sí? —añadió Paula, sonriendo de manera cómplice mientras los tres reían.

—Claro... aunque —Martin se frotó las manos, buscando un lugar donde descargar los nervios—, estoy muy nervioso, la verdad.

Pol le pasó un brazo por los hombros y Martin apoyó su cabeza, cerrando los ojos un segundo para dejarse llevar por ese gesto de apoyo. A su alrededor, el tren vibraba, y sus pensamientos se callaban por fin, aunque solo por un instante.

—Tranquilo, ya verás que saldrá todo genial —le aseguró Pol—. Has estado perfecto en cada ensayo.

El ligero silencio fue interrumpido por una voz familiar que alargaba las vocales con entusiasmo.

—¡Hola! —había sido Juanjo, quien había aparecido en su vagón con una sonrisa ladeada y despreocupada, cargado de energía como siempre. Los demás le devolvieron el saludo y, al acercarse, Juanjo apoyó un brazo sobre el respaldo de uno de los asientos.

—Joder que bien se está aquí, maño. Se ha roto el aire acondicionado en nuestro vagón y me estaba muriendo, ¡qué calor!

El grupo rio ante el comentario pues no era la primera vez que escuchaban a Juanjo quejarse del calor. Algunos le reprendieron en tono de broma y posteriormente se hizo el silencio.

—Pero bueno, ¿cómo vais siempre tan estilosos? —añadió Juanjo, mirando las prendas urbanas de cada uno de sus compañeros.

—Cuando quieras te hacemos un cambio de look—le contestó Luis con un guiño.

Juanjo soltó una carcajada, aunque al mirarlos de nuevo, vio a Martin apoyado en Pol, y su risa se apagó un poco al ver la cercanía entre ellos. Una punzada inesperada, como un destello de celos, le recorrió el estómago, y aunque se esforzó por ignorarla, el gesto de Pol con Martin no le pasó desapercibido. No debería molestarle en absoluto, al fin y al cabo solo eran amigos nada más o quizás no si quiera eso. Se convenció a sí mismo de que le molestaría incluso ver a alguien desconocido con quien se había acostado con otra persona en plan cariñoso. Reprimió el impulso de decir algo y decidió que la mejor opción era quedarse en silencio, aunque el hecho de que el gesto fuera tan natural entre ambos no hacía sino irritarlo más.

Lo que no ves de mí - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora