Cuando la verdad inundó el salón, Arrate se mostró reacia. Sabía que todo aquello era una pésima idea y lo último que quería era que su amigo volviese a sufrir por amor. Sin embargo, antes de poder poner alguna objeción observó los rostros de los chicos con detenimiento. Juanjo se removía nervioso sentado en el sofá mientras cruzaba y descruzaba las piernas buscando algo con lo que entretenerse esperando los reproches. Sin embargo, en uno de esos movimientos el maño dirigió la mirada hacia Martin y su semblante cambió por completo. Se le iluminó la vista y su cuerpo se relajó visiblemente mientras le dedicaba una sonrisa nerviosa. Fue entonces cuando Arrate tuvo el valor de observar por primera vez a su amigo, pero lo que se encontró en sus ojos fue aún más devastador que el nerviosismo de Juanjo por obtener su aprobación.
Martin miraba a Juanjo como si no hubiese nadie más en la habitación, con sus ojos brillantes que hablaban y sonreían por él. Su expresión era de puro orgullo hacia el otro chico y de un agradecimiento infinito que no pudo pasar por alto. Fue entonces, cuando la joven vasca se dio cuenta de que ambos eran perfectamente conscientes de la gravedad del asuntos, pero aun así habían decidido seguir adelante juntos. Las reservas que había tenido respecto a los sentimientos de Juanjo se desvanecieron al observar ambas reacciones, sabía que cuántas más personas supieran su secreto sería mucho peor para él. Podría haber más deslices, y aun así Arrate sabía que lo había hecho única y exclusivamente por Martin. Comprendió que su amigo se había sentido mal por haberle ocultado una parte muy importante de su vida actual en Madrid, y que con la revelación de la verdad se estaba quitando un gran peso de encima.
Arrate carraspeó para tratar de que ambos chicos le prestasen atención y cuando ambos fueron capaces de apartar las miradas el uno del otro, la vasca se levantó y se dirigió hacia ellos ofreciéndoles lo único que podía aportarles. Consuelo ante aquellos sentimientos que permanecería en secreto, apoyo incondicional y la promesa de querer conocer verdaderamente a aquel chico por el cual su amigo había perdido completamente la cordura.
Finalmente, Arrate durmió en el sofá aquel día porque Juanjo había insistido en que ya era demasiado tarde para volver al piso de Martin y si su plan era dar un paseo por Madrid al día siguiente se ahorrarían el trasporte público. Ya en la habitación Martin se quedó embobado observando como Juanjo abría su armario para dejarle algo de ropa.
—¿Puedes encender la luz pequeñita? Esta me da más dolor de cabeza—dijo mientras rebuscaba en el armario.
—Sí, sí. Ajá—le respondió Martin sin ser consciente de lo que le estaba diciendo Juanjo porque se había quedado admirando su precioso rostro cuando se giró para darle la ropa.
—¿Martin? —preguntó el otro riendo al ver su expresión, y aunque el vasco trató de disimularlo no tenía ni idea de que le había dicho anteriormente por lo que ya sin poder disimularlo sintió como sus mejillas se tornaban sonrosadas y soltaba una risa silenciosa. —Que si puedes apagar la luz del techo y encender la de la mesita, hijo—terminó repitiendo Juanjo divertido.
Martin no fue capaz de articular palabra y esta vez hizo caso a la petición del mayor, aunque tras sentarse en el borde de la cara siguió mirándole con absoluto descaro y una sonrisa boba plantada en su rostro.
¿Qué pasa? —susurró Juanjo con vergüenza ante aquel escrutinio.
—Nada, nada—respondió el otro en un tono divertido, aunque no se molestó en cambiar de expresión.
—¡Martin!, ¿qué pasa? —inquirió Juanjo cada vez más nervioso, lo cual hizo resaltar su acento maño. Le pasó la muda de ropa mientras se sentaba a su lado, aunque eso no funcionó para cortar la intensa mirada de otro chico, lo cual provocó que su corazón se acelerase. El vasco no respondió solo sonrió ampliamente. —Oye, deja de mirarme así.
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Lo que no ves de mí - Juantin
FanfictionDonde Juanjo es un cantante emergente gracias a su éxito en uno de los programas de canto más importantes del país. Sin embargo, su paso por el programa no ha sido del todo honesto y su perfecto mundo tejido milímetro a milímetro se verá alterado al...