16. ¿Vuelta a lo de siempre?

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Martin volvió a dar otra vuelta en la cama de maño, llevaba al menos una hora tratando de dormir. Se sentía tremendamente cansado y pese a ello no era capaz de conciliar el sueño, se encontraba inquieto. El olor de Juanjo le nublaba la mente, estaba por todos lados, en su ropa, en la almohada, en las sábanas... y sin embargo, Juanjo ni se encontraba en la misma habitación que él. Martin quiso tenerlo a su lado y poder dormir con él pero desechó ese pensamiento tan rápido como llegó pues por una vez Juanjo se había tomado en serio su especie de pacto y no iba a ser él quien lo echase por tierra por no ser capaz de dejar de pensar en lo bien que dormía a su lado.

No podía parar de pensar en todo lo que había sentido aquella tarde junto al maño. Su cercanía, verle bailar... Había habido momentos en los que realmente hubiese matado al Martin del pasado por poner aquella condición estúpida de no volver a liarse más, pues desde entonces y pese a que ambos se controlaban para no tontear, la tensión sexual seguía allí entre ellos, mas fuerte que nunca, aunque los dos mirasen para otro lado.

El vasco tenía la cabeza embotada, había probado a dormir de todas las posiciones posibles y por haber, incluso había tratado de engañar a su cabeza fingiendo que la almohada a la que permanecía abrazado era el propio maño, pero nada había servido. Frustrado por no poder parar de pensar en otra cosa, salió descalzo de la habitación para dirigirse a la cocina a por un vaso de agua. Trató de hacer el menor ruido posible y no encender ninguna luz para no despertar a Juanjo que dormía en el sofá. Sin embargo, cuando pasó por delante del salón para dirigirse a la cocina se topó con el maño tumbado boca abajo en el sofá, con las piernas apoyadas sobre el respaldo y la cabeza colgando en dirección al suelo mientras miraba TikToks. No pudo evitar reírse ante aquella imagen que le pareció tierna a la par que extraña.

—¿Tampoco puedes dormir? —le preguntó a Juanjo acercándose al sofá y este se recolocó para sentarse del derecho rápidamente.

—Joder Martin casi me matas del susto—dijo llevándose una mano al pecho—¿Eres un ninja? No te he oído ni si quiera salir de la habitación.

—Bueno no quería hacer ruido para no despertarte... Iba a por agua.

—¿Me traes un vasico? Por favor —pidió el maño haciendo un puchero. No habría necesitado hacerlo porque realmente Martin sentía que a este chico no podía negarle nada, pero de igual manera le pareció adorable.

—¿Quieres intentar dormir? —le preguntó Juanjo cuando volvió mientras tomaba el vaso que le había tendido.

—Llevo una hora dando vueltas, no creo que lo consiga, ¿tú?

—Me pasa lo mismo, ya no sabía cómo ponerme.

—Ves a tu cama Juanjo, ya me quedo yo aquí.

—Martin, ya hemos discutido esto antes. No me vas a convencer, eres mi invitado así que tú duermes en la cama. —Juanjo hizo una pausa y el pequeño puso los ojos en blanco al escuchar al terco del maño—pero si quieres podemos quedarnos un rato hablando hasta que nos entre el sueño o viendo algo si lo prefieres.

—Hablar está bien—le respondió con simpleza—aunque quizás deberíamos ir a tu cuarto, para no molestar a Sofía, que su habitación da justo aquí.

—No sé hasta que punto es buena idea...—dijo Juanjo absorto mientras jugueteaba con el borde de la camiseta rosa que ahora llevaba Martin. El pequeño se quedó absorto con ese simple movimiento, no podía apartar la vista de sus manos mientras le venían a la cabeza lo bien que se sentían al tocar su cuerpo.

—A ti te queda mejor—dijo en un susurro casi inaudible.

Juanjo alzó los ojos y le ofreció una sonrisa burlona. Quería decirle tantas cosas en ese mismo instante... Pero ninguna de ellas era apropiada así que acalló todos sus instintos.

Lo que no ves de mí - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora