Capítulo 17

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No es que yo fuera la persona más educada del mundo, pero definitivamente le hubiera cedido mi asiento a alguien que tuviera un yeso en una pierna. Había terminado con una ventana del bus como soporte, intentando sobrevivir el cansancio que me provocaba sostener todo mi peso en la pierna derecha. Intentaba distraerme tarareando la canción que estaba sonando en mis auriculares, pero era sencillamente imposible. Pensé en sentarme en el suelo, pero se veía demasiado asqueroso.

Había rechazado la oferta de mi madre de alcanzarme en coche porque al día siguiente tenía que tener una buena excusa para salir de casa a las siete de la mañana, media hora antes de lo que estoy siquiera despierta normalmente.

Sentí la vibración de mi móvil en mi bolsillo trasero a causa de un nuevo mensaje, pero el no tener ninguna mano libre me imposibilitó el poder acceder a él, por lo que consideré seriamente pedirle al conductor que solo me deje en la esquina más cercana. No soportaba más tal tortura.

Levanté la mirada hacia las personas sentadas con mi mejor cara de sufrimiento, sin éxito nuevamente. El bus frenó abruptamente-como era normal- y yo me deslicé sin ningún tipo de cuidado sobre el otro extremo de la ventana. Genial. Rápidamente sentí como me sostenían de un brazo.

-Casi.- escuché una voz femenina a mi lado, y rápidamente dirigí mi mirada hacia ella. Se trataba de una chica, al parecer de mi edad, que nunca había visto antes.- ¿Necesitas ayuda, eh?- me dijo, algo divertida. Se dio media vuelta y pareció buscar algo entre la multitud.- ¡Nick, levántate de ahí!- gritó, y todo el bus se volvió a verla. Yo me hice más pequeña si cabía. Me tomó de la mano y me arrastró hasta la tercer fila, en donde un chico también de nuestra edad nos observaba. -¿En donde te han criado? ¡Levántate te he dicho!- dijo, y él rápidamente lo hizo, entendiendo la situación. Yo me desplomé sobre la silla, comenzando a acariciar mi pierna derecha. Tres semanas sin caminar habían pasado factura.

-Buenos días.- dijo el chico a mi lado.- Soy Nick.- siguió, con voz algo rara.

-Y yo la vi primero, idiota.- dijo la chica a su lado, dándole un codazo en el estómago. Yo la miré confundida.- Soy Julia.- sonrió con coquetería. Yo levanté mis cejas.

-Chiara.- fue lo único que dije. Los observé unos segundos, y después agregué.- Muchas gracias, pensé que solo iba a romper mi otra pierna y que nadie lo notaría.

-Yo lo haría.- respondió rápido Julia. Yo sonreí con incomodidad. Nick a su lado rió libremente.

-La estás poniendo incómoda.- le susurró, aunque yo logré escucharlo. Julia solo lo ignoró.

-¿Y a qué uni vas?- me preguntó, intentando sacar conversación. Solo respondí porque me sentía en deuda con ella ya que había sido la única persona, junto con el chico a su lado, en demostrar algo de modales.-Wow, mira que inmejorable coincidencia, ahí es donde nos dirigimos nosotros también.- yo sonreí otra vez, sin saber qué responder.

-La estás poniendo incómoda.- le repitió el chico, esta vez más fuerte. Julia le dio otro codazo en el estómago, que Nick ahora le devolvió.

-¡Oye!- se quejó ella, haciéndome reír.- No puedes pegarme, ¡soy tu hermana pequeña!

-Tenemos, literalmente, la misma edad.- le respondió el chico, despreocupado. Recibió otro codazo de su hermana, pero esta vez no lo devolvió. Yo volví a reírme observando la interacción.

-¿Son nuevos aquí?- les pregunté entonces, porque parecían personas confiables.

-Algo así. Llegamos hace dos semanas.- me respondió Nick. Julia utilizaba el móvil a su lado.

Tras tus ojos (kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora