Capítulo 9

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Mi padre volvió dos horas más tarde con su novia de la mano. Luego de darme un yogur Alpro lima-limón que me había comprado de camino se fue dejándome con Elizabeth. Me sorprendió el hecho de que ella se quedara a cuidarme, ya que no nos llevábamos muy bien. Pero supuse que le estaba haciendo un favor a mi padre, que según me había contado, le habían llamado de urgencia.

Elizabeth sólo me avisó que estaría en la cafetería y se fue dejándome sola. Adoraba cuando no tenía a alguien sobre mí todo el tiempo, salvo que esa persona sea Violeta. Aunque sabía que solo lo hacía porque era su trabajo.

Configuré mi nuevo teléfono y mandé un mensaje al grupo que tenía con mis amigos. Era una foto mía con la descripción "I'M BACK BITCHES" que ellos respondieron animadamente.

Cuando me cansé del aparato, volví a tomar mi cuaderno y bolis para dibujar. Cuando por fin mi trabajo me convenció, lo arranqué del cuaderno teniendo en la cabeza regalarlo, pero no sabiendo bien con qué excusa.

Luego de comer mi almuerzo, decidí dormir una siesta, ya que no tenía nada mejor que hacer. Extrañaba como loca mi guitarra, pero sabía que no había manera que de pudiera tocarla en estas condiciones.

Me desperté tiempo después, al sentir pequeñas caricias en el brazo.

-Buenas tardes, Chiara .- me saludó Violeta, y a mi se me quitó el sueño de un sopetón. Me froté los ojos rápido, porque no veía muy bien, y me acomodé en la cama.

-Lo siento, yo...- empecé, pero no sabía muy bien qué decir, ni por qué me estaba disculpando.- Vamos, que tenía sueño, y durmiendo el tiempo pasa más rápido para verte.- dije entonces. Me aplaudí a mi misma cuando sonrió.

No puedo contigo, Kiki.- dijo, con una mirada tierna. Yo no sabía que más decir.- ¿Como has estado?- me preguntó, yo me encogí de hombros.- ¿No te ha dolido?- me dijo entonces, intentando sacar alguna palabra. Yo sólo negué.- Veo que no tienes muchas palabras hoy, eh.- yo me reí.

-Estoy genial, mucho mejor que ayer. Incluso ya puedo hacer esto.- le dije, y me senté en la cama sin ayuda. Violeta abrió los ojos.

-¡No! ¡No hagas eso!- me gritó.- ¿Qué te he dicho sobre no forzar? ¿Es que no me prestas atención?- me retó, entonces. Yo me encogí de hombros, porque no me importaba. Estaba mucho mejor, y era gracias a ella.- Te pondré hielo, pero tranquila, yo lo sostendré.- me avisó, bajando la manta hasta mis caderas y levantando la camiseta. Envolvió los hielos y acercó una silla a mi camilla, donde se sentó. Apoyó los hielos sobre mi costado derecho pero no dejó el peso sobre mí, sino que ella lo sostenía. Al ver que todo estaba en orden, abrió un poco los brazos y apoyó su cabeza en la camilla, casi sobre mi cadera.- Estoy exhausta.- dijo, entonces. Yo hice lo mismo que en la mañana, y le repartí pequeños masajes en el cuello. Ella se quejó.- Si me duermo, despiértame.- me avisó, aunque yo tenía claro que no lo haría. Acercó un poco más la silla, poniéndose mas cómoda, y volteó la cabeza, ahora mirándome. Nos observamos un momento, y luego ella cerró los ojos.- Te odio.- pronunció, aunque yo sabía que no lo decía en serio, así que solté una risita.

-Duerme.- le dije, sin más. Ella se acomodó un poco más, y empezó a respirar lento.

Minutos después, supe que estaba dormida ya que sentía todo el peso del hielo sobre mi costado. Así que con mucho cuidado, saqué sus manos de allí, y lo tomé yo, para que no me doliera. Ella se acomodó, aún dormida, pasando sus brazos por debajo de su cabeza. A mi me dio tanta ternura, que quise darle un beso en la frente. Era tan hermosa.

Dejé media hora el hielo en el costado derecho, y luego solté su cuello que nunca había dejado de acariciarla, y lo sostuve del otro lado. Me molestó no poder seguir tocándola, pero más le molestaría a ella que yo no haga bien mi tratamiento. Luego de otra media hora, lo quité. Me quedé observándola un momento, y luego decidí despertarla. Toqué su mejilla muy suave, y ella abrió sus ojos.

Tras tus ojos (kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora