Capítulo 32

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-¿Sabes que mi padre también lo sabe?- conté algo ebria mientras volvíamos en grupo hacia las cabañas. Habíamos terminado la noche en una fogata con unos amigos de Ruslana, y el estado de María se me había terminado contagiando. Hoy era el cumpleaños de mi amiga, por lo que había que festejar. Las únicas personas parcialmente sobrias eran las dos hermanas.

Le di una nalgada a Violeta cuando la tuve a mi alcance, y empecé a reír.

-Quita tus manos de mí, borracha.- me retó, a lo que me reí más fuerte.- ¿Qué sabe tu padre?

Me aferré a su cintura para asegurarme que no saldría corriendo cuando tuve la sensación de que lo haría.

-Que me gusta cierta mujer...- utilicé la misma técnica que cuando le conté de mi madre, y sinceramente había salido muy bien. Demasiado bien ahora que lo recordaba. Esperaba terminar de la misma manera esta vez.

-¿Qué te ha dicho?- preguntó tomando mi mano que había bajado de su cintura a su trasero, y la pasó por sus hombros. Defeated.

-No ha sido para tanto la verdad.- levanté los hombros en indiferencia. Me arrepentí de contarlo en cuando noté su silencio. Me aclaré la garganta.- No sabe quién eres. Quiere conocerte.- el alcohol que había ingerido se evaporó de mi cuerpo al sentir el peligro.

-¿Lo ha odiado, cierto?- preguntó con una voz indescifrable.

El grupo se había separado en algún momento, y sólo lo noté cuando los oí pasar en un taxi, ya que Paul me dio un grito desde el asiento del copiloto. Le saqué el dedo del medio. Aún nos quedaban un par de calles.

-No lo ha odiado pero te quiere conocer primero.- respondí con sinceridad. Entrelazó nuestras manos sobre su hombro y pasó otra por mi cintura.

-Ya me conoce, pero entiendo a qué te refieres.

Nuestros pasos estaban coordinados y me distraje en el movimiento. La oscuridad nos rodeaba y ciertos baches en la acera me hicieron tropezar, pero Violeta me sostuvo. Volví a prestar atención a nuestros pies, que aún se movían en conjunto. Me pregunté si nuestros corazones serían capaces de hacerlo también.

-Chiara no quiero que te llegues a enfadar con tu familia por mí.- dijo con voz calmada. Noté una piedra y le di una suave patada, y lo repetí pasos más adelante hasta que se desvió y ya no pude alcanzarla.

-¿Enfadarme por qué?- pregunté con sinceridad.- ¿Por haberme enamorado de ti?

Frenó en seco en mitad de la calle, por lo que yo lo hice a su lado. El brazo que pasaba sobre su hombro se deslizó por su cuerpo, encontrándose con su mano. Me observó con atención.

-¿Te arrepientes de enamorarte de mí?- preguntó en un susurro.

-¿Bromeas?- me burlé con una sonrisa.

-Es una pregunta seria.

-No es como si hubiera podido controlarlo, pero no elegiría otra opción aunque pudiera. Nadie se ha comparado contigo en ningún sentido, y eso es lo que más me gusta de ti.- respondí con sinceridad.Me abrazó más fuerte por la cintura, y dejó un beso sobre mi mano entrelazada en la suya. El gesto me derritió.

-Yo siento lo mismo y por eso ya me he resignado. Sé que no puedo mantenerme lejos de ti.- visualicé la cabaña cuando estuvimos casi en frente, ya que había permanecido con la mirada en nuestros pies en todo momento. Me gustaba vernos en sintonía.

Tiré de su brazo cuando quiso ir a su cabaña, y nos introduje en la tercera.

-No haremos nada.- me advirtió luego de cerrar la puerta. Hice un puchero y me acerqué a besarla, pero me alejó en unos segundos.- Sabes a alcohol, lo siento.- dejó un beso en mi nariz y tiró de mi mano hasta la habitación.- No tenemos pijamas.- dijo con una ceja en alto. Me reí.

Tras tus ojos (kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora