Capítulo 22 (+18)

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Desperté del mejor sueño de mi vida con unos rayos de sol en mi cara. Apreté la mano que se encontraba entre las mías y me acomodé con gusto en el cuerpo de Violeta. Me encontraba de espaldas mientras que ella me abrazaba por la cintura, escondiendo su mano entre las mías sobre mis pechos. Sonreí con satisfacción.

Oí unos pequeños pasos fuera de la habitación, y luego un suave golpe en la puerta. Sentí despertar a Violeta mientras que yo fingía estar dormida, ya que no quería moverme de su lado.

-¿Se puede?- se oyó la voz de su hermana. Violeta intentó despegarse de mi, a lo que me negué dándome la vuelta y trayéndola de regreso.

-Nooo.- me quejé en voz baja. Violeta me miró sonriendo.

-No.- le comunicó a su hermana al tiempo que ponía una mano en mi cara, quitando un mechón molesto.- Que linda estás. - me sonrojé.

-Definitivamente no te has visto.- la observé con cariño.- Me gustan tanto tus ojos.- confesé en un susurro. Me acerqué para intentar besarla.

-¡No!- se quejó quitándome con cuidado.- Aliento matutino, adiós. - me dijo luego de guiñarme un ojo. Se dirigió al baño con paso tranquilo. Yo me estiré sobre la cama y miré el techo. No podía creer lo que estaba viviendo. Me cubrí los ojos y solté una risa nerviosa, para luego levantarme y dirigirme yo también al baño. La puerta estaba abierta.

-¿No tienes, por casualidad, un cepillo para mí?- dije observando su espalda mientras recobraba el aliento sobre el marco de la puerta. Me había costado llegar hasta ahí. Se dió la vuelta con el suyo en la boca y me tomó de las piernas con facilidad, para dejarme sentada a un lado del lavabo.-Avísame, por dios.- me quejé en broma con una mano en el corazón. Me sonrió aún con el cepillo en la boca causándome gracia.

La observé tomar uno nuevo de una caja, para luego dármelo. Nos cepillamos en silencio.

-Realmente te queda mejor que a mi, no lo puedo creer.- me dijo tomando el pantalón de pijama y estrujándolo en sus dedos una vez enjuagó su boca. Copié su acción para luego tomarla de la cintura y acomodarla entre mis piernas.

-¿Ahora si?- le pregunté un segundo antes de pegar mi boca a la suya. Nuestras lenguas se reencontraron con calma esta vez. Nos separamos unos segundos después.-Hola.- la saludé dejándole un pico. Ella sonrió sobre mis labios.

-Qué tonta eres.- me tomó de las piernas otra vez para movernos fuera del baño. Abrió la puerta de la habitación y se dirigió a la cocina. Vi a su hermana salir de otra habitación a la espalda de ella.

Me dejó sentada en una silla frente a una mesa.

-¿Qué hora es?- preguntó al aire.

-Casi mediodía.- contestó la voz de Tana.- Buen día. - saludó con una sonrisa pícara. Me sonrojé.

-¿Qué tal?- le dijo Violeta como si nada. Yo susurré un suave hola para dirigir mi mirada a la mesa delante mío.- ¿Comes aquí?- se dirigió a mí. Yo levanté los hombros como respuesta. -¿Te han comido la lengua?- me preguntó. Tana rió en una carcajada potente haciéndome sonrojar más si cabía. Violeta le dio una nalgada al pasar.

-Vale.- le contesté al recobrar la seguridad.-¿Sabes dónde está mi teléfono?- pregunté a Violeta

-No sé donde lo dejaste anoche.- me respondió ella. Su hermana me observó desde la cocina con una sonrisa de burla. Le saqué la lengua en respuesta. -Espera, te busco las muletas.- dijo saliendo de la casa.

-¿Qué tal han dormido?- me preguntó Tana cuando nos quedamos a solas. Me tapé la cara.

-Bastante bien, gracias.- respondí intentando disimular una sonrisa.

Tras tus ojos (kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora