Me desperté sobresaltada, y al segundo sentí las manos de Violeta sobre mi cuerpo, calmándome al instante. Había soñado algo muy malo, pero no era capaz de recordarlo. Sólo sabía que se trataba de una pesadilla. Se me humedecieron los ojos por el mal despertar y por la sensación.
Sentí el cuerpo de la doctora pegarse a mi espalda. Nuestra piel estaba caliente y su respiración acariciándome hizo que cierre mis ojos y me deje llevar por su contacto. Regulé mi respiración mientras ella se encargaba de mimar mi desnudez. Pude notar a través de la ventana que todavía no amanecía.
-No quiero despertar sola otra vez.- le dije luego de un momento en silencio. Dejó un beso en el comienzo de mi cuello sin dejar de tocarme con inocencia.
-No podemos estar juntas todo el tiempo, mi amor.- dijo en un susurro en mi oído. Suspiré con resignación dejando caer mi cuerpo sobre el suyo aún más, sintiendo en mi espalda sus pechos desnudos.-¿Tenías una pesadilla?- preguntó con tranquilidad. Asentí y me volteé para esconder la cara en su cuello, con cuidado. Me abracé a su torso al tiempo que nos dejábamos caer sobre el suave colchón.
-No volverás a separarme de ti tanto tiempo, eso seguro. No ahora que me he hecho adicta de ti.- dije sobre su piel. Pude notar como sonreía sin siquiera verla. Acarició mi espalda desnuda con la punta de los dedos, haciendo formas sin sentido que me relajaron al tal punto de no ser capaz de sentir otra cosa.
-Quiero conocer cada rincón de ti.- susurró.- Y no hablo solo de tu cuerpo. Hablo de todo. Quiero conocerte tanto que solo con ver tus ojos, pueda saberlo todo.- subió sus manos hacia mi cuello y comenzó a acariciar el comienzo de mi cuero cabelludo.- Háblame de ti.- me pidió. Sonreí de medio lado sin saber qué decir.
-¿Qué quieres saber?
-Todo. Cuéntamelo todo. Dime cómo te sientes, cómo te sentiste. Si te han desilusionado, o si tienes miedo de que lo hagan. Dime qué esperas de tu futuro, o si no esperas nada aún. ¿Te has sentido amada?- se frenó para dejar un beso en mi oreja.- Cuéntame cuántos hijos quieres tener, si es que quieres tener alguno. ¿Qué es lo que más amas hacer? Y si te gusta leer, dime cuál es tu autor favorito. Quiero saber cuál es tu gusto de helado favorito.- respiró apuradamente antes de continuar.- ¿Tú también sientes como nuestros corazones laten al compás?
Nuestras voces y sus caricias en mi piel fueron lo único que sentí lo que restó de noche.
Me quité de su cuerpo y me paré a un lado de la cama cuando mi alarma comenzó a sonar. Mi piel desnuda se erizó ante el frío pero, por otro lado, el calor de su mirada me quemó.
Me observó sobre uno de sus brazos en la cama, con una manta que tapaba sólo de su estómago hacia abajo. Su pelo rojizo caía desordenado y hubiera deseado tener una cámara para poder tomar una foto, para que el recuerdo fuera imborrable. Luego lo pensé bien. Siempre la recordaría aunque solo sea en mi mente.
-Me declaro admiradora de tu desnudez.- dijo desde su posición haciéndome sonrojar.- Es un placer observarte, Chiara.- agregó y a mí se me vino a la cabeza una cita de un libro.
"Aquella noche descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo desnudo de una mujer dormida sin los apremios del deseo o los estorbos del pudor."
-No recuerdo mi vida antes de ti, pero estoy segura que era miserable.- le dije con amor mientras volvía a dejarme caer sobre ella, seducida por su voz, su mirada, su piel, sus manos su boca, sus hombros, su cuello, su respiración.- Es un placer observarte a ti, Vio.- dije inspirando el atrapante aroma de su piel.
La sentí suspirar al volver a acariciarme. Quise permanecer en ella el resto de mi vida.
-Mi cuerpo no será igual siempre, mi amor.- dijo con voz tan baja que creí haber escuchado mal. Me sostuvo cuando quise moverme para observarla.- Solo quiero que me digas que no te cansarás de mí. Incluso si no es verdad, miénteme, por favor.- dijo con una desesperación que casi me hace llorar. Cuando la observé, tenía los ojos vidriosos de tal manera que sentí mi alma partirse en dos.
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Tras tus ojos (kivi)
FanfictionVioleta residente de primer año. Chiara su joven paciente. Historia KIVI Cómo iba a saber yo, que tenía que frenar, cuando ese maldito semáforo me indicaba lo contrario? Vamos, que el hombrecito en verde siempre ha sido avance, de toda la vida. ¿C...