Capítulo 24 (+18)

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El viaje de vuelta a la casa de Violeta estaba repleto de tensión. Nos habíamos rozado y deseado tanto durante toda la noche que si no la besaba en un lapso de diez minutos, estallaría.

Eso, sumado a toda la bebida corriendo por mi cuerpo, que solo aumentaban mis ganas de tocarla.

Apenas esperé a cerrar la puerta de entrada para lanzarme a su boca, que me recibió hambrienta. Mi lengua no disimuló las ganas de encontrarse con la suya en una guerra que, esperaba, que fuera interminable. Mi mano tocó la piel de su estómago de la forma más indecente posible, mientras que la otra se encargó de su trasero. Se aferró a mi cuello con decisión, soltando un jadeo cuando la levanté por las piernas, apoyándola posteriormente a la puerta de entrada. Toqué sus piernas sin reparo alguno, y pronto el contacto entre nosotras me supo a poco.

Separamos nuestras bocas cuando quité su camiseta, y me quedé prendada de la vista; nunca habíamos llegado tan lejos. Su sujetador negro me invitaba a pecar, y yo accedí con rapidez.

Por primera vez, mi mano conoció aquella zona prohibida, causando en mi amante un jadeo.

Volvió a acercarme a sus labios sin ninguna queja, hecho que me sorprendió. Dejé que apoyara los pies nuevamente para poder tocarla con más libertad: masajee sus pechos con deseo al tiempo que mi boca bajaba por su barbilla.

-Chiara.- gimió mi nombre sin soltar en ningún momento mi cuello. Bajé una tira de su sujetador dejando en claro mis intenciones, y seguí con mi objetivo al no obtener una respuesta negativa. Llevé mis brazos a su espalda intentando desabrochar el sujetador, sin lograrlo.-Para.- me dijo Violeta en una risa, y llevó ella misma las manos a su espalda, liberando sus pechos un momento después. Sin perder tiempo, mis manos conocieron su suave piel.

-Dios.- jadee sin creerme la situación, mientras seguía descendiendo por su cuello. Tomé mi cintura con una de sus manos, al tiempo que mi lengua alcanzaba su pecho derecho. Lo rodeé con la lengua estudiando su reacción. Su gemido me incitó a seguir, por lo que empecé a morder y besar con cuidado. Levanté la vista y la observé con los ojos cerrados gimiendo mi nombre, y la escena me pareció lo más erótico que había visto en mi vida. Extasiada, cambié de lado mientras sentía el movimiento de su cuerpo, que buscaba el roce con el mío. No se lo negué.

Mi mano libre se encontró con su centro sobre la ropa, causando en Violeta el gemido más fuerte que había oído hasta ahora. Di una última mordida a su pezón al tiempo que retomaba mi descenso.

-No.- me frenó Violeta empujándome hacia arriba otra vez. Intenté quejarme, a lo que respondió besándome. Apreté mi mano entre sus piernas y ella movió sus caderas en respuesta. Gemí ante su reacción. Quise apretarla contra la puerta para evitar el movimiento en venganza, pero las ganas de satisfacerla quitaron esa idea de mi mente en medio segundo. Volví a su pecho mientras sentía como ella misma apretaba mi mano que se encontraba en ella, moviéndose con más avidez.- Chiara.- escucharla gemir mi nombre en mi oído me llevó a las nubes. Una de mis manos se coló por debajo de su pantalón y apretó su culo, mientras que subía una de mis piernas, ejerciendo aún más presión si cabía. Me uní a su movimiento, escuchando sus gemidos ir en aumento. Mi boca gimió al reencontrarse con sus pechos, que exigían mi atención duros como una roca. Me apretó aún más contra ella cuando su movimiento se intensificó. Intenté quitar las barreras que nos separaban con la mano que estaba en su trasero, pero no me lo permitió.

Tomó mi cuello como si fuera a ahorcarme y apretó aún más mi pierna en su centro, para dar una última estocada certera. Gimió mi nombre una última vez en un grito ronco y apretó mi cuello. Verla de esta manera me hizo llegar al éxtasis a mi también. Apreté mis piernas mientras me dejaba ir junto con ella.

Tras tus ojos (kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora