Caminé con cuidado por el lugar al que Ada me había llevado, quería estar segura de que ella no me hubiese engañado, pero para mi sorpresa, cuando entre a donde la me había dicho, lo que me encontré fue en el jardín del castillo, un lugar adornado con flores, arbustos y una niebla qué hizo que se me erizaran los pelos, pero mantuve la calma y estuve con mi escopeta en alto, esperando encontrar algún peligro que me hiciera disparar, además, aun tenía que saber donde estaban Leon y Ashley, quizá ya estaban más adelante y me verían con suerte en el camino de más adentro en el castillo.
Mientras pasaba por el laberinto, mi pie golpeo algo sobre el suelo, con asco mire el suelo y me di cuenta que con mis botas había pisado algo parecido a una cosa pegajosa y roja, pensé en un inicio que se trataba de una trampa, pero respuesta de encender mi linterna, me di cuenta que se trataba de sangre y sesos espacios sobre el suelo. Casi quería vomitar.
— Que asco — murmure en voz baja, antes de agacharme sobre el suelo y tocar con mis dedos la superficie, en efecto, eran sangre e intestinos regados por doquier, uno de mis dedos se topó con algo y yo miré con curiosidad aquella cosa, como me imaginaba, era el cartucho de una bala, la tomé entre mi manos y la vislumbre bien —. Cartucho de mágnum, como me lo esperaba.
Esos cartuchos eran de Leon, no podían ser de otra persona y si lo eran, entonces significaba que había pasado alguien recientemente por aquí, si así fuese, podría ser Ada, Luis o hasta quizá Ashley, aunque lo dudaba mucho. Pensé por un momento que podría ser mis compañeros, pero ellos no habían empacado este tipo de pistolas, no había manera de que ellos se hubiesen conseguido una mágnum de la nada.
Entonces me levanté de donde estaba, mirando los alrededores con cuidado, me di cuenta como el alrededor parecía más diferente a lo que esperaba, pues aunque anteriormente estaba lleno de enemigos, ahora no parecía ni siquiera haber cuervos, eso me alertó a lo máximo y me hizo fruncir el ceño, empezando a notar los nervios recorrer mi cuerpo y mis manos reaccionar apretando el arma en mis manos.
Esto no puede ser bueno. Me dije a mi misma mientras caminaba hacía el castillo.
Sabía que nada bueno iba a salir aquí, pues aunque era un lugar en el que cualquier pudiese buscar un refugio, nada podía salir bien de un lugar en donde habían salido tantas amenazas anteriores. Este lugar no era un refugio, era un lugar con atento peligro, apunto de darme la bienvenida a mi misma.
Quería pensar que Leon estaría aquí y a salvo y que cuando lo viera una vez más, estuviera con Ashley y los demás. Naomi me dijo que estaba aquí, que también estaría con Martin, puedo rogar que los dos estén bien, que podamos ser Dean, Martin, Naomi y Volt los que al menos salgan de aquí conmigo ruego porque así sea, así lo ruego.
Camino por los pasillos, viendo la infinidad de estatuas, joyas que se notan en los alrededores. Se que estas joyas se pueden utilizar para vender y para así mismo, obtener más municiones, pero a pesar de que esa es mi primera impresión, debo ser notoriamente más astuta y darme cuenta de que es lo que puedo tomar y que no puedo tomar, el lugar me dice que es un castillo común, y puede que sea así mismo, pero algo me dice que no es tan normal como yo estoy esperando y que necesito darme cuenta exactamente en donde tengo las manos y los pies.
Activé el reconocimiento del alrededor con mis gafas, el mapa se escaneo sobre el proyector frente a mi y me di cuenta que no estaba muy lejos del lado próximo, la sala principal y en donde se encontraba las afueras del castillo, donde tendría que encontrarme con Naomi y Martin, ahí estarían y juntos llegaríamos al ámbar, de eso estaba segura.
Caminé con cautela cuando me di cuenta que tenia el camino libre, una sonrisa se extendió por mis labios al darme cuenta de lo silencioso que todo estaba, eso hasta que escuché el sonido de un cristal quebrándose en miles de pedazos. Me detuve en seco y en ese momento una pared de barrotes cayó detrás de mi, entonces una cayó delante de mi, luego a mis lados, hasta finalmente atraparme en una cárcel de barrotes que no me permite moverme.
— Mierda, no así — me dije a mi misma mientras guardaba mi pistola en su funda y me acercaba a los barrotes de la celda, empezando a agitarlos con fuerza mientras miraba el alrededor, dándome cuenta muy tarde que había activado la trampa de alguién y había terminado de esta manera, esto era una mierda.
Golpeé con fuerza los barrotes a mi alrededor, dándome cuenta que era imposible salir de este lugar, simplemente estaba atrapada y era casi una decepción darme cuenta que no iba a salir de aquí sola... el problema, no había nadie que me fuese a ayudar, ni Leon, ni Dean... no creo que Ada si quiera pueda llegar hasta aquí a ayudarme, lo único que terminaría por ayudar sería solo una llave o hasta quizá una bomba que pudiese destrozar los barrotes.
Quería rendirme, pero sabía que eso era imposible por ahora. Tenía que seguir para reunirme con Naomi y Martin, debería haber llegado con ellos, maldije no irme con Leon cuando pude, pero sabía que si me iba con él, sabía muy bien que no habría encontrado el cuerpo de Wendy y no habría terminado por saber que Naomi y Martin seguían vivos, eso es un hecho, un efecto que no podría negar que agradecía que hubiese pasado. Una vez que me cansé de pegarle a los barrotes, suspiré y me recargué en una de las paredes con mis brazos, sin embargo, una voz me sacó de mis pensamientos.
— Bienvenida, señorita t/a. La estábamos esperando — era la voz más vergonzosa que habría escuchado, parecía de un pequeño niño en vez de un adulto, sin embargo, no me quejé en absoluto y solo giré al alrededor para darme cuenta si venía de una persona en los alrededores —. No me diga que su compañero, el señor Kennedy, no nos ha presentado.
— ¿A que te refieres con eso? — hablé finalmente, sin esperar que hubiese una respuesta por parte del que estaba hablando y se estaba escondiendo.
— Bueno, permítame presentarme debidamente. Mi nombre es Ramón Salazar, el propietario de este castillo, y el que tiene secuestrados a su amiga y amigo en mis aposentos.
Abrí los ojos cuando me di cuenta de que se trataba esto, Leon y Ashley estaban atrapados aquí y ese psicópata los iba a utilizar para quien sabe que. Eso no lo iba a permitir, no iba a permitir que ninguno de ellos saliera sin vida de aquí, sobre todo Leon, no quería que él saliera herido, iba a ser todo lo posible por salir de aquí, incluso si eso terminaba hiriéndome a mi.
— No se te ocurra ponerles una mano encima, ¡ni siquiera lo pienses! — le grité con odio a ese sujeto.
— No se adelante, señorita t/n, estoy completamente seguro de que sabe de que lado estamos cada quién... y si esta ahí, es porque claramente no puede hacer nada para amenazarnos, lo mejor es que... solo acepte lo que es inminente.
Entonces en ese momento, escuché a alguién susurrar, desde el balcón de la parte superior vi a un hombre con un báculo, el cual estaba recitando algo que no pude definir, pero que podía recordar que era lo mismo que habían dicho los de antes, los del pueblo, y no pude estar menos equivocada, cuando empezaron salir monjes de las puertas a los lados y a acercarse a los barrotes, impactando sus puños contra los tubos y haciendo que mis oídos ladraran de dolor por el incesante sonido.
— ¡Cállense! ¡Silencio! — exclamé con fuerza mientras mis piernas temblaban, comenzando a extender mis manos para ponerlas sobre mis oídos y tapar el sonido incesante de sus palabras —. ¡He dicho silencio!
Dije mientras todas sus voces taladraban profundamente en mi mente, parecían llevarme a la locura mientras trataba de pensar en otra cosa, pero aún seguían ahí y podía sentir como todo daba vueltas. Entonces empecé a escuchar los canticos, esos canticos que seguían los monjes y las personas infectadas del pueblo, mis venas comenzaron a incendiarse, mi corazón comenzó a batir a mil por hora, mis ojos comenzaron a desviarse y mis extremidades perdían fuerza.
— Que me... esta... pasando — susurré con apenas fuerzas, mientras extendía una mano hacía uno de los barrotes, pero se escapó de mis manos y caí de rodillas al suelo.
— Sepa, que será muy bien recibida en nuestra familia... Lord Saddler estará muy satisfecho con usted.
Y con esas palabras, no pude evitar sentir que era demasiado para soportar y caí de bruces al suelo, con la mirada perdida y con todo a mi alrededor dando vueltas, hasta simplemente ver negro en todo aquello que estaba a mi alrededor, me di cuenta que ya era demasiado tarde para mi y que no podría llegar con Ashley a ayudarla... sería muy tarde para ellos y me sentía tan desesperada. Pero mi cuerpo no respondía, todo estaba fuera de mis manos.
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Another Life (Leon S. Kennedy x lectora) RE4 | 2 Libro
FanfictionDespués del trabajo que tuviste que hacer en Raccoon City, creíste que ese era el único que iba a tenerte hiendo contra los experimentos que tuviesen que ver con Umbrella, pero como si fuera casualidad, una nueva misión se te es asignada. Encontrar...