Another Life (Leon S. Kennedy x lectora) RE4 | 2 Libro

3. Las presentaciones nunca sobran

No sabía en que me había metido después de que el propio presidente me había dado esa misión. Se sentía tan surrealista saber que tendría que ir a salvar a la hija del presidente, aunque, él lo dejó claro. Ya que nuestro departamento no se encargaba de esa clase de cosas, nos tomaría la palabra y nos daría una misión más acorde. 

Al parecer, el culto de locos que se había llevado a la hija del presidente estaba estudiando cosas con un misterioso virus. Los lugareños se han vuelto agresivos, los turistas y aledaños han desaparecido, ni siquiera la policía quiere acercarse al lugar. Y suponiendo lo que creo, esto no puede ser lo único que este detrás de lo que esta pasando aquí. Solo rezo por qué no sea igual a lo ocurrido en Raccoon City, no estoy lista para volver a ver algo así. 

Apreté la correa de mi mochila de entrenamiento, pero cuando abrí las puertas del gimnasio me llevé una sorpresa por verlo lleno tan temprano. Suelo entrenar aquí antes del trabajo, así que la mayoría de veces esta vacío, por no decir que todas. Pero esta vez esta lleno de personas, personas que reconozco, son el grupo especial de los vectores que me asignaron ayer. No pude hablar con ninguno de ellos, pues después de la junta me retiré hacía mi oficina y ahí me quede hasta que fue mi turno de retirarme. 

Reconocí de inmediato al chico que había conocido ayer en la cafetería. Aún no estaba segura de que decirle después de las últimas palabras que habíamos compartido, pero aquí estaba y no había forma de hacerme para atrás ahora. 

— Vaya, vaya. Pero si es el bombón que llegó ayer a la oficina del presidente. ¿t/n, cierto? — giré mi rostro para encarar a el hombre que había visto ayer. Estaba claro que tendría que lidiar con él durante toda mi misión. 

— t/n t/a. De nada — dejé mis cosas sobre una de las bancas del gimnasio. 

— Deja de molestarla Martin, sabes que tus comentarios no le agradan a nadie — atacó una de las chicas. Una chica caucásica con el pelo corto que tenía sus brazos cruzados sobre su pecho. 

— Que tu seas una aburrida, no quiere decir que a t/n no le gusten mis bromas. ¿Por qué no vas a vomitarle los zapatos de nuevo a Dean?

— ¡Hijo de perra, te dije que dejaras el tema ahí! — exclamó la chica, levantándose de su lugar y hiendo en dirección al recién nombrado Martin. 

El chico que conocí ayer se las arregló para detener a la chica y encarar a el sujeto pesado. 

— Vamos Martin, sabes que a Wendy no le gusta que le recuerden eso. ¿Puedes dejarlo por la paz?

— ¡Si hombre! Mira, después de salir de aquí te invito unas botellas. 

El hombre que anteriormente había apartado a Martin cuando nos conocimos, se llevó a su compañero del hombro y juntos siguieron haciendo sus ejercicios. Wendy, la chica que antes me había defendido, puso los ojos en blanco y se volvió a recargar en la pared en la que había estado horas antes. Mientras que el chico de ayer se me acercó con una sonrisa en los labios.

— Lamento la mala impresión que te llevaste de nosotros, créeme, somos más serios que esto — se sentó a mi lado y la incomodidad me hizo hacerme a un lado. 

— Esta bien, igual es mi primera vez trabajando en equipo. 

Él pareció sorprenderse. 

— ¿Enserio? ¿En tú departamento no te dan misiones en equipo? 

Solté una risa por lo incrédulo que parecía. — Estamos capacitados para hacer esta clase de misiones por separado, cuando vamos juntos es por qué necesitamos abarcar un gran espacio. En lo que conforma mi trabajo, somos veteranos, sabemos que hacer y como hacerlo, sobre todo con sigilo.