Parte I

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Hinata miró fijamente ese recordatorio que alumbraba la pantalla de su teléfono como si fuera un cartel luminoso

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Hinata miró fijamente ese recordatorio que alumbraba la pantalla de su teléfono como si fuera un cartel luminoso.

Había estado de buen humor, haciendo la cena para comer con Naruto, cuando su teléfono comenzó a sonar con un recordatorio. Apenas lo vió, sintió que su mundo comenzó a derrumbarse, como un iceberg. Él momento de verdad había llegado, golpeando su mundo congelado, y comenzó a derretir la superficie.

Podía sentir como la superficie comenzaba a desquebrajar, mientras la realidad la golpeaba.

Hacia seis semanas que se había separado de Uchiha, consiguiendo el divorcio con la ayuda de Kushina Uzumaki. Aunque nunca se la pidió, pudo librarse de la familia Uchiha. Pero, hubo consecuencias.

Para mantenerla a salvo, Kushina la puso bajo la protección de su hijo mayor, Naruto Uzumaki. Un hombre que podía ser tan peligroso como amable, y tan sexy como divertido. Ya había sido bastante difícil resistirse a él mientras estaba casada con el idiota de Sasuke. Fue imposible decirle no a la atracción sexual que sentían. Más cuando Hinata tuvo la experiencia de, casi, ser secuestrada por segunda vez

Se dejó llevar por la adrenalina, y luego por las endorfinas que producía estar con Naruto. Ella se sentía fuera de si casa vez que él la miraba con esos ojos celestes calientes y con promesas de clímax duros y rápidos.

Hacia dos semanas había cobrado su primera pensión por parte de los Uchiha. Tenía el dinero, pero no quería alejarse de Naruto. Él le hacía sentir cosas buenas, que jamás había experimentado con su primero novio, Toneri. Y, aunque, no había hablado de formalizar esa rara relación que tenían, Hinata seguía allí.

Ella se sentía en un mundo feliz, pero ese recordatorio reventó la burbuja en la que estaba viviendo.

Su cabeza giraba, y se pasó la mano fría por la frente cuando sintió un dolor en el estómago. La bilis subió por su pecho, avisando que el impulso de vomitar era inminente. Hinata corrió al baño, pero cuando se inclinó sobre el inodoro, no salió nada. Sólo se sentía tan mal.

Aún tenía el teléfono en la mano, y ella le dió otra mirada. Había detenido a la música que avisaba sobre el recordatorio, pero el mensaje seguía allí.

Bajó la tapa del retrete y se sentó, mirando al teléfono entre sus manos mientras sentía que sus ojos se llevaban de lágrimas. Encorvada y deprimida, miró el teléfono sin parpadear.

¿¡Cómo podría haberse olvidado!? Se recriminó.

El mensaje era simple, cuatro palabras que derrumbaron su mundo perfecto y le recordaron que todo tiene consecuencias.

"Cita con el ginecólogo"

Ella había programado esa cita mientras aún estaba casada con Uchiha. Pero una vez que se divorcio, se olvidó completamente de sus artimañas para quedarse embarazada de él.

Compromiso ImpuestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora