Parte XXVII

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— No hay tiempo para tus juegos, Lee —, ordenó Neji, su voz fría y algo cansado

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— No hay tiempo para tus juegos, Lee —, ordenó Neji, su voz fría y algo cansado.

Hinata observó como el hombre, Lee, se ponía en cuclillas, y tomaba su barbilla, mirándola como si ella fuera un acertijo interesante.

— No parece tu hermana—, dijo mostrando una expresión extrañada —. Ella definitivamente tiene un fuego en sus ojos. Aunque, tal vez ella se llevó todo y tu te quedaste vacío.. eso tendría sentido.

— Lee..—, se quejó Tenten, casi con un suspiro.

Hinata lo observó con el ceño fruncido.

— Él no es mí hermano, es mí primo —, aclaró molesta.

Lee abrió sus ojos, luego hizo una mueca y finalmente sonrió.

— Esto será interesante.. ¿Cuándo se lo dirás, Neji?

A Hinata no le gustó, ni su rostro, ni la pregunta. Se volvió, mirando ahora a su primo con una ceja alzada. Neji, no parecía muy interesado.

— En algún momento—, respondió —. ¿Ya está todo listo?

— ¡Si, señor!— exclamó Lee, parándose de un salto.

— Muy bien. Vámonos..

—¡Alto! ¡Alto!— gritó Hinata cuando Neji dió un paso hacia ella, intentando agarrar su brazo, pero ella lo esquivó —. Yo sólo iré con los Uzumaki, a ningún otro lado—, aclaró rápidamente.

— Es una desagradecida—, se quejó Tenten.

Hinata le mostró los dientes apretados y luego giró su cabeza hacia su primo, como si ella no valiera la pena su tiempo. Neji simplemente la miró y luego levanto su brazo para ver un reloj de pulsera totalmente oscuro.

— No hay tiempo...

— Me vale una mierda.

Neji alzó una ceja por su vocabulario vulgar, pero Hinata le devolvió el gesto. Se cruzó de brazos y arruinó su postura altiva golpeando con su pie en el suelo.

—¡Quiero ir con Naruto!— la imagen de él cayendo hacia atrás por el impacto de la vala pasó por su memoria e hizo que sus ojos se pusieran húmedos.

— Maldita sea—, murmuró Neji y luego miró hacia Lee —. Trae mí maldito teléfono.

— No, Neji —, murmuró Tenten.

— Tiene que saberlo—, dijo su primo, haciendo que Hinata lo mirara sin comprender de qué estaban hablando.

—¿Qué tengo que saber?— murmuró lentamente.

Neji no le devolvió la mirada, miró hacia atrás de ella, con los ojos y la expresión totalmente vacíos.

— Hanabi está bien, por si te importa.

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