Parte XIII

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Hinata podía sentir que algo iba mal

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Hinata podía sentir que algo iba mal.

Desde el momento que salió del banco, algo en el aire le decía que estaba pasando algo.

La incertidumbre creció en su cuerpo, mientras viajaba en el transporte público hacia la terminal. Ella se sentó en uno de los últimos asientos, nadie la miraba, no más de unos pocos segundos y sin interés. Entonces.. ¿Qué iba mal?

Ella intentó tranquilizarse, se dijo que sólo eran los nervios. La sensación no podía ser buena, así que se obligó a pensar en otra cosa. Debía mantenerse relajada por el bebé, se dijo. Estar tan tensa no sería bueno...

Hinata bajó en la terminal, viendo al gentío caminar de un lado hacia otro. Había mucha gente, pero Hinata lo prefería así, de ese modo podía perderse entre el mar de personas sin llamar la atención. Caminó directamente a la fila donde debía sacar el boleto, pero cuando estaba a unos pasos un hombre de chocó con su hombro, haciéndola tambalaer.

— Oh, lo siento —, dijo, aunque ella no tenía la culpa.

El hombre ni siquiera la miro y ella hizo una mueca, cuando iba a empezar a caminar, otro hombre pasó a su lado y tironeo con fuerza de su bolso. Ella gritó cuando sintió el tirón de la correa romperse y cayó de lado, parando su caída con sus manos y rodillas. Levantó la cabeza, viendo al joven empezar a correr cuando se levantó, ya que él también se había caído.

—¡Oye! ¡Ayuda!— gritó, pero la gente parecía ver todo, pero sin querer meterse.

Hinata simplemente no le pensó, se levantó rápidamente y comenzó a correr. Su respiración agitada, su corazón golpeando tan duro como sus pies contra el suelo mientras seguía al muchacho delgado.

—¡Oye! ¡Detente!— le gritó, pero el joven sólo dió una mirada sobre su hombro mientras salia de la terminal.

Hinata apretó su paso, no podía perder ese bolso. Estaría en grandes problemas. Tenía una parte del dinero encima, pero la gran mayoría estaba en un compartimiento oculto del bolso. No podía perderlo o estaría en la calle.

Se detuvo de golpe cuando salió a la calle, dando una mirada hacia la izquierda y hacia la derecha, buscando al ladrón. Ella no podía ver por encima de las cabezas de los demás, así que corrió y se subió a un banco, al lado de una pareja que saltó y salió corriendo como si ella fuera una lunático. Volvió a ver hacia los lados, y vio al muchacho caminando tranquilo mientras ataba las correas rotas de su bolso.

Hinata apretó los puños y salto del banco, corriendo a su dirección, pero sin llamar su atención. Él muchacho, confiado, doble en una esquina y ella lo siguió. Apesar que ella era rápida corriendo, tenía las piernas algo cortas, así que le costó alcanzarlo con los largos pasos que daba él.

Ella no lo había notado, pero las calles de un lado de la terminal, eran algo sucias y había gente durmiendo allí. Hinata redujo un poco su carrera, pero sin perder al muchacho. Miró asombrada a una familia entera, mujer, hombre y niños, hasta un bebé, todos sentados en el suelo y comiendo panes que parecían duros y sucios. Su pecho se apretó con dolor, más al ver que la gente que caminaba por allí, parecían no verlos, como si fueran algo más de la calle sin valor.

Compromiso ImpuestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora