Naruto estaba furioso, ni siquiera miró a las dos mujeres mientras daba grandes zancadas hacia su habitación.
—¿Naruto?
Él no prestó atención al lamento de Shion, se precipitó hacia su teléfono y lo desbloqueó. Cerró la puerta de su habitación con un portazo y marco a Hinata. Sus dientes se apretaron cuando el aparato sonó y sonó, pero no hubo respuesta. El contestador respondió y él lanzó un insulto mientras cortaba y volvía a marcar, pero está vez, fue directamente al buzón.
Quería lanzar el teléfono contra la pared, pero marcó el celular del Asuma.
— Estoy en ello—, dijo en forma de saludo su mejor hombre de seguridad.
Naruto sintió que se tranquilizaba un poco.
— Quiero saber a dónde va—, murmuró, aún casi temblando de enojo.
— Tranquilo, la vi salir por la cámara de seguridad de la puerta y corrí al auto. Está casi al frente de mí.
— No la pierdas de vista—, ordenó y cortó.
Suspiró mientras volvía a marcar a Hinata, pero el aparato o estaba apagado o ella le cortaba cada vez que llamaba. Caminó un poco, intentando calmar su mal humor en ascenso. Ya había estado enojado cuando supo, gracias a su seguridad, que Hinata había sido seguida al consultorio médico.
Ella no tenía idea que una sombra peligrosa la seguía, y se había dicho que no era necesario que ella lo supiera. No había querido asustarla, pero ahora se recriminaba por no haberlo hecho.
Aunque, no entendía una mierda que había pasado.
Giró la cabeza, mirando con furia contenida a la puerta cerrada de su habitación. Sin pensarlo mucho, caminó hacia ella y la abrió de golpe. Dando pasos largos, fue a la sala, donde su hermana y Shion seguían casi en el mismo lugar. Naruto miró fijamente a la chica con el rostro rojo y los ojos llorosos. Sabía que Hinata jamás lastimaría a alguien, no sin una buena razón, ya que ella tenía un carácter temerario. También conocía a Shion, y ella era la chica más tímida que había conocido en su vida.
Algo no cuadraba y comenzaba a cansarse de las intrigas.
Caminó, frente al sofá, de un lado hacia otra como león enjaulado. Mirando fijamente a Shion, buscando la verdad. Se detuvo de golpe y apoyó las manos en sus caderas.
— Dime qué pasó —, fue una órden, no una petición.
Shion bajó la cabeza, ocultando su expresión y un sonido lastimero salió de ella. Naruto apreciaba mucho a Shion, era prácticamente una hermana menor para él, la minaba mucho, eso lo sabía. Pero era porque ella siempre parecía débil y pequeña. Ese suave sonido que hizo, le hacía sentir un bastardo. Él jamás le hablaba de ese modo, ella era sensible y siempre intentaba ser amable.
— Yo..—, ella jugó con sus dedos en su regazo y Naruto, por primera vez, quería agarrarla y samarrearla para que le dijera todo de una vez—. Es que..