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El tiempo fluía sin piedad, arrastrando consigo los días y las noches en una marea implacable. Y así, sin darse cuenta, Minseok se encontró en el umbral de un nuevo día, un día que prometía traer consigo cambios que él no deseaba, pero que estaba condenado a aceptar.

En la sede del equipo, el ambiente estaba cargado de anticipación y nerviosismo mientras los jugadores se preparaban para la presentación de las nuevas adiciones equipo. Los murmullos de expectativa llenaban el aire, entrelazados con susurros de incertidumbre y especulaciones sobre lo que el futuro podría deparar.

Sin embargo, en medio de la agitación, Minseok permanecía en una tranquila burbuja de resignación, ajeno al alboroto a su alrededor. Sus pensamientos vagaban en un mar de indiferencia, su corazón endurecido por años de desilusión y desencanto. ¿Qué importaba quién fuera el nuevo coach? ¿Qué diferencia haría en su vida, en su destino eternamente marcado por la sombra de la derrota?

Con pasos lentos y pesados, Minseok siguió al resto del equipo hacia la sala de reuniones, su mente en otra parte mientras el tumulto de voces y emociones lo envolvían. Sus compañeros de equipo parecían vibrar con anticipación, sus ojos brillando con la emoción del cambio, pero Minseok permanecía inmune a su entusiasmo, sumido en un pozo de apatía que parecía devorarlo lentamente desde adentro.

La sala era un hervidero de actividad cuando Minseok entró, con los jugadores y el personal del equipo ocupando cada rincón disponible. La ansiedad llenaba el aire, palpable como una neblina espesa que se aferraba a la piel de Minseok mientras buscaba un lugar tranquilo en un rincón apartado del lugar.

A su lado, Hyeonjun vibraba con energía, sus ojos brillando con anticipación mientras observaba la escena con una mezcla de nerviosismo y curiosidad. Como siempre, su mejor amigo estaba más que dispuesto a sumergirse de cabeza en cualquier cambio, cualquier nueva oportunidad que se presentara.

Y entonces, llegó el momento tan esperado. La puerta se abrió de par en par, revelando la figura imponente de un hombre con una sonrisa confiada en el rostro. Los murmullos se apagaron instantáneamente mientras todos los presentes se volvían para ver al nuevo coach.

Lee Minhyung.

El hombre que traería consigo un aire de frescura y renovación al equipo. Era alto, apuesto, con una confianza que irradiaba de cada poro de su piel. Sus ojos brillaban con una determinación feroz, su mandíbula firme y su postura firme mientras se acercaba al frente de la sala, su presencia dominando el espacio con una autoridad que no admitía discusión.

Minseok observó a Minhyung con una mezcla de indiferencia y ligera sorpresa. Era difícil ignorar su atractivo físico y su aura de poder, pero más allá de eso, no había nada que realmente llamara la atención del jugador. El soporte se recostó en su silla, manteniendo una expresión neutral mientras observaba el discurso de presentación del nuevo coach.

Minhyung hablaba con una confianza que el menor encontraba casi irritante y aburrida. Sus palabras fluían con una seguridad que parecía desafiar al mundo, sus ideas resonando en la sala con un eco de autoridad que dejaba poco espacio para la duda o la oposición. Hablaba de cambios, de renovación, de disciplina, de un nuevo comienzo para el equipo, y si bien sus palabras eran convincentes, a Minseok le resultaba difícil sentirse emocionado por lo que el futuro pudiera deparar.

Hyeonjun, a su lado, estaba absorto en cada palabra de Minhyung, sus ojos brillando con una emoción que el menor no podía entender. El rubio parecía totalmente cautivado por la presencia del nuevo coach, como si estuviera presenciando el nacimiento de una nueva era en el equipo. Incluso cuando Minhyung mencionó su enfoque en la disciplina y la excelencia, el jungla asintió con entusiasmo, como si estuviera ansioso por someterse a la voluntad del nuevo líder sin dudarlo.

Homewrecker ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora