。° 26 °。

113 16 16
                                    

Minseok caminaba por las calles de Seúl con una sonrisa satisfecha en los labios, un pequeño postre en una mano y la chaqueta bien ajustada sobre los hombros. La lluvia había cesado y el aire fresco de la noche le daba una sensación de poder. Se sentía diferente, casi como si hubiese renacido. De aquel Minseok invisible y resignado a ser segundo en todo, ahora quedaba solo una sombra. Había aprendido a manipular, a actuar, a ser alguien que los demás veían y apreciaban. Y todo gracias a su amado Minhyung.

El día anterior había sido una montaña rusa de emociones. Aún sentía el latido acelerado de su corazón al recordar el beso que compartió con Minhyung en el jardín del hospital. Ese beso no había sido solo un desliz; había sido un recordatorio de su poder, de su capacidad para influir en los demás. Minhyung, su guía y su inspiración, finalmente había cedido a sus encantos, aunque fuera solo por un momento. Ahora, con una determinación renovada, Minseok estaba listo para llevar a cabo la siguiente parte de su plan.

Mientras su amado coach se quedaba en el centro de entrenamiento ajustando detalles con el nuevo midlaner remplazo de Taeoh, Minseok se dirigía a la casa de Dahye. Odiaba con toda su alma tener que jugar el papel del amigo comprensivo, pero era un mal necesario. Dahye confiaba demasiado en él, y esa confianza era su herramienta más valiosa.

Minseok llegó a la puerta de la casa y tomó un momento para asegurarse de que su expresión era perfecta. Tocó el timbre y esperó. La mujer abrió la puerta con una expresión de sorpresa.

—¡Minseok! ¿qué haces aquí? —preguntó, mirando su reloj de pulsera—. Minhyung aún no ha vuelto.

—Hola, Dahye —respondió Minseok sonriente, levantando la caja de postre—. Pensé en pasar a saludarte y traerte esto. Hoy acabé mis labores un poco antes y quería asegurarme de que estuvieras bien. Hace días que no hablamos.

Dahye sonrió y lo invitó a pasar, agradeciendo el gesto. Minseok siguió a la mujer hasta la cocina, donde ella comenzó a preparar té. Mientras tanto, el chico observaba cada detalle de la casa, su mente trabajando en cómo abordar el tema que le había llevado hasta allí.

—Te ves más relajado y feliz últimamente —comentó ella mientras vertía agua caliente en las tazas—. Me alegra verte así, Minseok.

Minseok no pudo evitar soltar una risita burlona. Si supieras por qué estoy tan feliz, Dahye... Pero en vez de exteriorizar su sarcasmo, como de costumbre, mantuvo su fachada amable.

—Gracias, Dahye. Estos días han sido un buen momento para reflexionar y reevaluar algunas cosas —respondió, tomando una taza de té que ella le ofrecía. Sus ojos se encontraron con los de Dahye, y por un momento, Minseok sintió una mezcla de una pizca de lástima y un gran desprecio hacia ella. Tan ingenua y confiada, supongo que nunca has experimentado la vida real. —Pero tú también luces diferente. Supongo que el nuevo trabajo en la empresa de Jiseok te ha mantenido ocupada.

Dahye asintió, pero su expresión cambió ligeramente, mostrando una duda momentánea.

—Sí, ha sido un cambio interesante. Pero a veces me pregunto si fue la decisión correcta. Minseok, ¿realmente crees que debería seguir con esto? A veces parece que insistes tanto en que me acerque a Jiseok... ¿Él te está obligando a convencerme o algo? Si es así...

Minseok sintió un pequeño escalofrío recorriendo su espalda. Este era un momento crucial, y necesitaba toda su astucia para manejar la situación. Se inclinó ligeramente hacia adelante, su expresión volviéndose seria y preocupada.

—Dahye, por supuesto que no —se apresuró a interrumpirla—. Mi única intención es ayudarte. Pensé que este trabajo podría darte nuevas oportunidades y permitirte crecer profesionalmente. Jiseok es una persona influyente y puede abrir muchas puertas para ti. Nunca permitiría que nadie te obligara a hacer algo en contra de tu voluntad, y mucho menos me ofrecería a participar en algo así.

Homewrecker ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora