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Minseok quedó paralizado en el umbral, sintiendo cómo su mundo se desmoronaba en cuestión de segundos. ¿Embarazada? La palabra resonó en su mente, rebotando una y otra vez sin encontrar un lugar donde asentarse. Minhyung estaba de pie junto a Dahye, su mirada fija en el suelo como si quisiera escapar de la realidad. Esto no puede estar pasando, pensó Minseok, un torbellino de emociones desgarrando su interior.

¡Era imposible! Minhyung y Dahye llevaban meses peleando, distanciándose más y más, especialmente desde que Minseok había astutamente provocado la última gran pelea entre ellos. Dahye quería ser madre, pero Minhyung no compartía ese deseo; o al menos eso era lo que él le había creído a su coach. Minseok había sido quien le había ofrecido todo su apoyo, quien había estado a su lado en los momentos difíciles, incluso con quien había compartido su primera vez. ¿Y ahora esto?

Sentía la ira burbujeando bajo su piel, una rabia que amenazaba con consumirlo. Minseok apretó los puños, sus uñas clavándose en su carne. Se sintió traicionado, profundamente herido e incluso estúpido por haber creído que había logrado algo significativo con Minhyung. Todas esas noches juntos, esas palabras susurradas en la oscuridad, las miradas cómplices, esos besos apasionados... ¿Eran solo mentiras?

No, no puedo quedarme callado, pensó Minseok, decidido a no dejar que las cosas quedaran así. Si todo estaba perdido, al menos se aseguraría de destruir lo poco que quedaba de ese matrimonio.

Inspiró profundamente, intentando calmar su respiración acelerada. Luego, con paso firme, entró en el salón. Los ojos de Dahye y Minhyung se abrieron con sorpresa al verlo aparecer de la nada, como si fuera una sombra que emergía del rincón más oscuro de la habitación.

—¿Minseok? —exclamó Dahye, dando un paso hacia atrás, su sorpresa evidente en su rostro.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Minhyung, con una mezcla de confusión y miedo en su voz.

Minseok los miró a ambos, sus ojos pasando de Dahye a Minhyung, y sintió cómo la rabia le quemaba en el pecho. Esto no es solo una traición; es una humillación.

—Así que... embarazada, ¿eh? —dijo Minseok, su voz goteando veneno mientras una sonrisa amarga se dibujaba en su rostro—. Me imagino que eso explica muchas cosas...

Dahye frunció el ceño, desconcertada por la actitud de Minseok. Había confiado ciegamente en él como amigo, pero en las últimas semanas había comenzado a sospechar que sus intenciones no eran tan puras como parecían. Sin embargo, nunca imaginó que Minseok podría ser tan directo, tan confrontativo.

—Minseok, no es asunto tuyo... —comenzó a decir Minhyung, pero el menor lo interrumpió con un gesto brusco de la mano.

—¡Claro que lo es, Minhyung! —replicó Minseok, dando un paso hacia adelante—. Lo es porque mientras tú estabas aquí jugando a ser el esposo modelo, ¿qué fue lo que hicimos en Londres? ¿Qué fue lo que me dijiste e hiciste en esa ducha, ah?

El rostro de Dahye palideció, y su mirada se tornó fría al dirigirse a Minseok. No podía ser verdad. No quería creerlo. Pero la forma en que Minseok hablaba, la seguridad en sus palabras, indicaba que algo había pasado.

—¿De qué está hablando? —preguntó Dahye, mirando a Minhyung, exigiendo una respuesta.

Minhyung abrió la boca para hablar, pero las palabras parecían haberse quedado atrapadas en su garganta. Se veía atrapado, como un animal acorralado, y Minseok lo sabía. La ira en su interior se mezcló con una oscura satisfacción al ver a Minhyung así, vulnerable y sin salida.

—Oh, Dahye, ¿de verdad no te diste cuenta? —Minseok se giró hacia ella—. Mientras tú estabas preocupada por tu matrimonio, Minhyung y yo... bueno, digamos que compartimos más que solo palabras. ¿Por qué crees que Minhyung no contestaba tus mensajes? Porque estaba conmigo. En mi cama. En la ducha. ¡Conmigo!

Homewrecker ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora