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El sol comenzaba a ocultarse detrás de los rascacielos de la ciudad cuando Minseok, aún en su uniforme del equipo, cruzó la entrada del moderno edificio de oficinas donde los altos ventanales reflejaban el cielo naranja. Minseok había pasado toda la tarde preparándose para este momento, recitando mentalmente sus líneas mientras repasaba sus estrategias de engaño. Hoy no iba a ser otra tarde en la que quedaría como un espectador pasivo en su propia historia.

Hoy, todo cambiaría.

Su objetivo era claro: Jiseok. Minseok sabía que no podía confiar en él, no después de lo que había descubierto y manipulado con cuidado. Si bien muchas de las pruebas que tenía eran pura invención, la verdad detrás de las mentiras aún podía ser lo suficientemente poderosa para derribar a Jiseok, o al menos para sacudirlo. Y eso era exactamente lo que planeaba hacer.

Entró manteniendo su compostura, con pasos firmes y decididos. Nadie lo detuvo hasta que llegó al mostrador, donde lo esperaba su primer obstáculo: la asistente de Jiseok, una mujer seria, con gafas de montura gruesa y una mirada que denotaba cero tolerancia para interrupciones innecesarias.

—¿En qué puedo ayudarle? —preguntó con voz profesional, mirando a Minseok como si él no fuera más que otra molestia en su ajetreado día.

El chico sonrió falsamente. Sabía exactamente qué tipo de juego iba a jugar. —Tengo una reunión con Jiseok —dijo, como si fuese lo más natural del mundo.

La asistente levantó una ceja, claramente desconfiada. —Lo siento, pero el señor Kang está ocupado en estos momentos. Si no tiene una cita, no podré dejarlo pasar.

Minseok no se dejó intimidar. Había estado en suficientes entrevistas, enfrentado a miles de fans y había lidiado con compañeros de equipo mucho más difíciles. Manteniendo una expresión de falsa comprensión, se inclinó ligeramente hacia ella, como compartiendo un secreto.

—Sé que es difícil —bajó la voz, como si hablara de algo confidencial—. Pero lo que tengo que discutir con Jiseok... es extremadamente importante. Soy el capitán del equipo de League of Legends que él patrocina —le lanzó una mirada implorante, con solo un toque de desesperación. Sabía que era una actuación. De hecho, disfrutaba el juego. Un toque aquí, un gesto allá, y la gente bajaba la guardia—. Créame, no querrá ser responsable de que algo tan importante se pierda por un malentendido.

La asistente vaciló por un momento. Sus ojos recorrieron el rostro de Minseok, y finalmente suspiró, claramente molesta. —Bien. Le diré que ha venido, pero no puedo prometerle nada.

El joven soporte sonrió victorioso. —Se lo agradezco —dijo, inclinando la cabeza levemente, aunque su mente ya estaba calculando los próximos movimientos.

Después de unos minutos, la mujer regresó. —El señor Kang puede recibirlo ahora —comentó, con un tono que dejaba claro que esto no era común.

Minseok se adentró con rapidez en la oficina de Jiseok, encontrando al hombre de pie, con el saco ya a medio poner, claramente sorprendido de verlo allí.

—Minseok... no esperaba verte —comentó el mayor, tratando de ocultar su incomodidad. Sus ojos lo escudriñaron, como evaluando si Minseok estaba allí por negocios o algo más personal.

El menor mantuvo la calma. Este era su momento.

—Tampoco esperaba venir hoy —respondió con una sonrisa tensa, cerrando la puerta detrás de él con una deliberada lentitud. El sonido del pestillo reverberó en la silenciosa oficina. Jiseok frunció el ceño.

Minseok no perdió tiempo. Se acercó al escritorio y sacó el pendrive, colocándolo sobre la mesa con un gesto casi casual, pero lo suficientemente visible como para que Jiseok lo notara.

Homewrecker ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora