。° 29 °。

114 18 37
                                    

Minseok casi no pudo dormir esa noche, la euforia y la felicidad llenaban cada rincón de su ser. Cada vez que cerraba los ojos, las imágenes del día anterior, del beso, de la cercanía, todo se repetía una y otra vez en su mente. Sentía su corazón latir acelerado y una sonrisa constante se dibujaba en su rostro, como si todo su ser estuviera impregnado de la calidez del momento compartido con Minhyung. Había esperado tanto por este momento, y ahora que lo tenía, el sueño parecía una pérdida de tiempo.

A medida que los primeros rayos de sol comenzaban a filtrarse a través de las cortinas, Minseok se encontró observando a Minhyung, asegurándose de que no se desvaneciera en la nada. Cuando finalmente el sueño lo venció, fue ligero y breve. Se despertó varias veces durante la madrugada, siempre para encontrar a Minhyung todavía allí, a su lado, respirando con suavidad. Era real, todo era real, y la felicidad de esa certeza lo hacía sentir como si flotara.

La mañana llegó, los rayos de sol iluminando casi por completo la habitación, y Minseok se despertó una vez más. Al abrir los ojos, lo primero que hizo fue tocar a Minhyung, sus dedos recorriendo suavemente su brazo para asegurarse de que no había sido un sueño. Sentir la calidez de la piel de Minhyung bajo sus dedos le confirmó que todo había sido real. Sonrió ampliamente, y la emoción lo llenó de energía. No podía quedarse quieto.

Con cuidado, se levantó de la cama, tratando de no despertar al mayor. Se tomó un momento para admirarlo una vez más mientras dormía, su rostro relajado, sus suaves respiraciones y su cabello desordenado. Era una imagen que Minseok quería guardar para siempre en su memoria. Sentía una mezcla de ternura y orgullo al ver a Minhyung tan vulnerable y confiado en su presencia.

Minseok se acomodó la ropa rápidamente, sintiendo una urgencia por hacer algo especial. Sabía que el día presente y el siguiente serían agitados, ya que todo el equipo partiría hacia Londres para jugar el MSI. Quería asegurarse de que Minhyung se sintiera bien cuidado y apreciado antes del viaje. Con casi un saltito en cada paso, el joven soporte salió del hotel, respirando el aire fresco de la mañana. La ciudad comenzaba a despertar, y él se sentía como si estuviera en una película, donde todo giraba en torno a su felicidad. Encontró una pequeña cafetería abierta y entró, comprando café fresco, pasteles y fruta. También se detuvo en una farmacia para comprar analgésicos y una bebida isotónica para la posible resaca de Minhyung. 

Con sus compras en mano, regresó al hotel, su corazón latiendo con anticipación y con una sonrisa que no podía contener en el rostro. Sin ser capaz de esperar el ascensor, subió las escaleras casi corriendo, deseando volver junto a Minhyung lo antes posible. Al entrar en la habitación, vio que el mayor aún dormía, su respiración lenta y constante.

Minseok colocó cuidadosamente el desayuno en la pequeña mesa del rincón de la habitación y dejó los medicamentos a un lado. Se sentó en el borde de la cama, mirando fijamente a Minhyung con una sonrisa tierna. Cada segundo que pasaba junto a él, su amor y su determinación se fortalecían. Estaba consciente que tenía que aprovechar cada oportunidad para demostrarle a su coach cuánto significaba para él.

Finalmente, Minhyung comenzó a moverse, despertando poco a poco. El menor se inclinó hacia él, su voz baja y llena de cariño.

—Buenos días, Minhyung. ¿Cómo te sientes?

Minhyung entreabrió los ojos, parpadeando varias veces mientras su cerebro procesaba dónde estaba y con quién. Al ver a Minseok, una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Se incorporó lentamente, apoyándose en el respaldo de la cama y masajeándose las sienes.

—Buenos días, Minseok —dijo con voz ronca por el sueño y el cansancio—. Me duele un poco la cabeza, pero estoy bien.

El menor, anticipando esto, extendió una mano y le ofreció un vaso de agua y las pastillas que había comprado.

Homewrecker ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora