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La noche de verano estaba cálida y el aire olía a asfalto caliente y flores de magnolia. Minseok, con una expresión de genuina preocupación, sostenía a Minhyung mientras salían del bar. A pesar de la diferencia en altura y complexión, Minseok se sentía capaz de sostenerlo, de ser el ancla que Minhyung necesitaba en ese momento.

Minhyung llevaba su mochila con las pocas cosas que había traído de su casa con Dahye, la correa colgando precariamente de su hombro. Tambaleante y algo desorientado, sentía la calidez del cuerpo de Minseok como un refugio en medio de su tormenta interna. Cada paso era un recordatorio de la realidad a la que había estado intentando escapar. La cercanía de Minseok le proporcionaba una sensación de seguridad que no había sentido en mucho tiempo. Su respiración era pesada y entrecortada, pero la presencia del menor lo mantenía firme.

Minseok, con una mano firme en la cintura de Minhyung y la otra agarrando su propia chaqueta, caminaba con decisión. Sabía que no podía llevar al coach a los dormitorios del equipo; necesitaban un lugar donde pudieran estar solos, lejos de miradas curiosas y críticas. 

—Minseok, lo siento tanto... —balbuceó el mayor, su voz temblando—. No quería arrastrarte a esto.

El más bajo sonrió, sus ojos centelleando con una mezcla de satisfacción y empatía. Este era el momento que había estado esperando, la oportunidad de demostrarle a Minhyung que él era el único que siempre estaría allí para él.

—No tienes que disculparte, Minhyung. Haría lo que fuera por ti...

Caminaron por las calles iluminadas por las luces de la ciudad, el aire cálido del verano envolviéndolos. Minseok podía sentir el peso de la tristeza y la confusión en los pasos de Minhyung, y eso solo reforzaba su determinación de estar a su lado. Después de unos minutos, encontraron un pequeño hotel a poca distancia. Minseok, con firmeza y decisión, guió al otro hacia la entrada.

En el vestíbulo, el mayor se apoyó en el mostrador mientras Minseok hablaba con el recepcionista. La forma en que Minseok manejaba la situación, con calma y madurez, impresionó a Minhyung. A través de su visión nublada por el alcohol, vio a Minseok de una manera diferente, como alguien en quien podía confiar por completo en todos los aspectos de su vida.

—Una habitación para dos, por favor —dijo Minseok, entregando su identificación y su tarjeta de crédito.

El recepcionista asintió y procesó la solicitud rápidamente. Minhyung observaba, sintiéndose tanto admirado como desesperado. ¿Cómo había pasado tanto tiempo sin darse cuenta de la verdadera fortaleza de Minseok?

—Aquí tienen su llave. Habitación 304 —dijo el hombre, entregándole la llave al más bajo.

—Gracias —respondió tomando la llave y luego volviéndose hacia Minhyung—. Vamos, Minhyung. Te sentirás mejor después de descansar un poco.

En el camino hacia el elevador, Minhyung se apoyó una vez más en Minseok, que lo sostenía con una mano firme en su cintura. La proximidad era una combinación embriagadora de consuelo y confusión. Minhyung sentía el calor del cuerpo del menor contra el suyo, su respiración entrecortada creando una sincronía casi imperceptible entre ellos. Los ojos de Minhyung se encontraron con los de Minseok, y en ese instante, vio una intensidad en la mirada del menor que no había notado antes. Había algo en la forma en que Minseok lo miraba, algo que le hacía preguntarse si, en el fondo, había estado esperando este momento todo el tiempo.

El elevador llegó con un ping metálico, y ambos entraron. El espacio estrecho y la cercanía provocaron una tensión evidente. Minhyung estaba consciente del calor que emanaba de Minseok y cómo sus cuerpos estaban casi pegados. La respiración de Minhyung se hizo más errática, y su corazón latía sin control. El silencio entre ellos se cargó de una energía que ambos podían sentir, pero ninguno sabía cómo manejar. El mayor intentó concentrarse en los números que indicaban los pisos, pero cada vez que desviaba la mirada hacia Minseok, un pequeño remolino de nerviosismo y deseo se formaba en su interior.

Homewrecker ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora