。° 1 °。

174 24 39
                                    

El estadio resonaba con el estruendo de los aplausos y los gritos de los fanáticos, pero para Minseok y su equipo, el sonido era ensordecedor en su decepción. Una vez más, se encontraban en la final de la LCK y, una vez más, habían quedado en segundo lugar. Era un patrón que se repetía demasiado a menudo en la vida de Minseok, como si estuviera destinado a ser siempre el segundo mejor, el subcampeón. El eterno segundón.

Mientras la multitud estallaba en júbilo por la victoria del equipo rival, Minseok se hundía en sus propios pensamientos, sumergido en un mar de recuerdos amargos. Flashbacks de su pasado inundaron su mente, cada uno una dolorosa pincelada de su persistente sensación de invisibilidad.

Recordó los días como el hijo del medio en su familia, siempre eclipsado por la brillantez de su hermano mayor y la dulzura de su hermana menor. En la mesa del comedor, sus logros rara vez recibían más que un fugaz reconocimiento antes de que la conversación se desviara hacia los logros más destacados de sus hermanos.

En la escuela, su papel como el "segundo mejor" era una etiqueta que parecía pegada a su frente. Por más que se esforzara en sus estudios o en los deportes, siempre había alguien un paso adelante, alguien más inteligente, más rápido, más carismático, más... todo. Minseok se acostumbró a ser el espectador en lugar de protagonista, a estar en las sombras en lugar de en el centro del escenario.

Y en el amor... bueno, ese era otro territorio donde la suerte parecía estar siempre en su contra. Cada intento de romance terminaba en un callejón sin salida, con Minseok observando impotente cómo la persona que le gustaba siempre se fijaba en alguien más, alguien que no era él. 

Todo aquello eran como piezas de un rompecabezas que nunca encajaban, dejando a Minseok con la sensación de que su corazón siempre sería un lugar solitario y olvidado. Siempre cerca, pero nunca lo suficiente para alcanzar la victoria.


Después de la derrota en la final, el equipo de Minseok se retiró a los dormitorios, sumidos en un silencio pesado, roto solo por los suspiros de desilusión. El soporte, con el peso de la derrota sobre sus hombros, se dirigió a su habitación, un refugio solitario en el que las sombras de su propio fracaso parecían abrazarlo mientras se repetía mentalmente su mantra de resignación ante la "mala suerte" que lo perseguía como su propia sombra.

El sonido de la puerta chirriante al cerrarse resonó en la habitación, marcando el comienzo de su ritual post-derrota. Se despojó del uniforme del equipo con gestos mecánicos, dejando que el peso de la decepción se fundiera con la tela en el suelo. Era como si la piel misma de Minseok estuviera impregnada de un aroma a derrota, un olor que no podía sacudirse.

Se dejó caer en la cama, sintiendo el colchón ceder bajo su peso, una metáfora perfecta de su propia rendición ante la maldición de la segunda posición. Cerró los ojos y se dejó llevar por la corriente de sus pensamientos, reviviendo una vez más los momentos en los que la sombra del segundo lugar lo había perseguido como un fantasma implacable.

Fue entonces cuando una voz suave interrumpió su melancolía, sacándolo de su ensimismamiento. El coach principal, Sunho, el sol en su vida, estaba parado en la puerta de su habitación con una sonrisa compasiva en el rostro.

—Minseok, hijo, ¿cómo estás?

Minseok levantó la mirada, encontrándose con los ojos comprensivos del hombre mayor. Una oleada de gratitud lo inundó, recordándole por qué Sunho era más que un simple entrenador para él. Era un amigo, un confidente, un verdadero apoyo en tiempos de tribulación. No era la primera vez que él lo encontraba en esta situación después de una derrota, y Minseok sabía que probablemente no sería la última. Pero aún así, el simple hecho de que Sun estuviera allí, de pie a su lado, era un consuelo en sí mismo.

Homewrecker ;; Keria x GumayusiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora