Capítulo23

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 Un mes había pasado desde que Jimin y Yoongi se enteraron que serían padres de dos bebés, durante todo ese tiempo el alfa encantado cumplía los antojos del omega y trataba de estar siempre con él, tanto así que se había mudado a la misma oficina del omega para que esté más pendiente. También lo recogía y lo llevaba a casa, lo invitaba a comer, iban al cine o pasaban las tardes juntos, según ellos para fortalecer el vínculo con sus cachorros.

Durante esas salidas Jimin no podía negar que se emocionaba demasiado pasar tiempo con Yoongi, donde conoció muchas cosas del alfa que no conocía, lo loco que se ponía al ver una mandarina o que tenía un buen corazón al donar parte de su dinero a albergues de gatitos y perritos. En cada salida no podía evitar enamorarse más del alfa, reprochándose así mismo por estar fortaleciendo esa conexión a pesar que las cosas quedaron claras. Tampoco podía evitar sentirse decaído y con su corazón oprimido al llegar a casa y despedirse del alfa, después de pasar tiempo con él, su corazón se quedaba vacío, reconfortándose al recordar los momentos de sus salidas. Estaba odiando la sensación que no querer separarse del alfa, tanto así que algunas veces mentía que tenía antojos en la madrugada para que el alfa lo visite y le proponga quedarse en casa porque según él era demasiado tarde y podía pasarle algo peligroso.

Justamente era lo que está madrugada había pasado. Jimin sonriente se encontraba husmeando detrás de la puerta, viendo como el alfa dormía plácidamente en el sofá, le encantaba sentir su aroma mezclado con la del alfa por todo el departamento.

Cuidadoso de no ocasionar algún ruido, caminó hacia la cocina, agarrando un poco de harina, leche, entre otros ingredientes para verterlos en un bowl y mezclarlos. Agarró una sartén y la puso a calentar para verter un poco de la mezcla, mientras se cocía, empezó a picar presa y frambuesa.

En la sala, Yoongi movía su nariz de un lado a otro al detectar un olor a quemado, despertando abruptamente, corrió a la habitación del omega, sin encontrarlo decidió ir al lugar de donde provenía el olor.

—¡Jimin! — gritó, viendo al omega totalmente alborotado, sosteniendo la sartén que humeaba en demasía.

—Yoongi, ayúdame— pidió, señalando la cocina que estaba encendida.

—Dame eso o te quemarás— tomó la sartén colocándola en el mesón, volviendo a la cocina y apagando la llama.

—G-gracias— dijo un poco avergonzado.

—¿Qué estabas haciendo, Jimin? — preguntó, preocupado.

—Quise preparar el desayuno, pero todo se salió de control— bajó su mirada, él solo quería preparar el desayuno para el alfa.

—Respóndeme ¿Alguna vez has cocinado? — preguntó, acercándose al omega para empezar a revisar algún daño en su cuerpo.

—N-no, siempre pido delivery o voy a comer fuera— respondió.

—Entonces ¿Por qué intentaste cocinar, Jimin?

...Por ti... Respondió mentalmente.

—Ya te lo dije, quería preparar yo mismo mi desayuno.

—¿No crees que antes de haber cocinado debías buscar ayuda de alguien que tenga conocimiento? La cocina no es ningún juego, Jimin.

—Lo sé, solo quería cocinar— habló desganado, sentándose en el mesón, viendo al panqueque medio marrón.

Yoongi suspiró, caminando hacia Jimin y sentándose a su lado. No podía tolerar ver al Omega triste.

—Creo que te salió muy bien la forma— habló, señalando al panqueque.

—Es un desastre.

—No lo creo— agarró un trozo del panqueque y lo metió a su boca —Todos los ingredientes están bien mezclados y sin grumos. Lo único en que fallaste es la cocción.

°°°° Bebé °°°°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora