Capítulo 13

10 1 0
                                    

Maya

—¿Quieres que nos veamos mañana?—pregunto, mordiéndome las uñas. Odio hacerlo, detesto ver mordisqueado el borde de mis uñas, pero no puedo evitarlo, estoy muy nerviosa. 

—Supongo...—escucho cómo suspira, como si le pesara—, pero no sé si podré. 

—Bueno, pues..., avísame cuando sepas algo, ¿de acuerdo?

—Vale.

Suspiro lo más disimuladamente que puedo cuando escucho a Ellie hacer lo mismo de nuevo. Hace días desde la última vez que nos vimos en el estudio, y desde entonces apenas me responde a los mensajes y a las llamadas, por no hablar de que, cuando lo hace, no pareciera que quisiera hablar conmigo, sino quitarse de encima la conversación lo antes posible. 

—¿Ellie?—susurro, cautelosa. Tengo miedo de preguntar. 

—¿Sí?

—¿Te...?—pienso un momento más sobre cómo quiero preguntar esto, la respuesta puede hacerme inmensamente feliz o destrozarme completamente—. ¿Estás bien?

—Sí, claro—responde, pero sé que miente. Hay algo que la perturba, y que no quiera contármelo me preocupa—. ¿Por qué preguntas?

—No, nada—miento yo también—. Solo te notaba un poco extraña, pero nada más. 

—Vale. Nos vemos mañana, si eso.—se despide distraídamente, con un tono tan seco que tengo ganas de llorar.

—Hasta mañana—susurro, casi no puedo hablar con el nudo que tengo en la garganta. 

Cuelga la llamada antes de que pueda terminar la frase y miro fijamente al móvil. Seguro que no pasa nada, será un problema con sus padres, nunca le ha gustado decir nada sobre eso. No es nada conmigo..., ¿verdad?

No, Maya, no empecemos así. Tenemos que confiar en ella. La conocemos, sabemos que suele cerrarse, no tenemos de qué preocuparnos.

Pero nunca se cerró con nosotras. 

Llevamos un año y medio sin hablar, es normal que hayamos perdido algo de confianza. 

Asiento a mi conciencia, tratando de convencerme, pero no lo consigo. Mi cerebro maquina miles de escenarios en los que he sido demasiado intensa, no lo he sido lo suficiente o, simplemente, Ellie no quiere estar conmigo. 

Y me aterra que cualquiera de esas cosas suceda. 

Decido dejarlo pasar e intentar no pensar más en ello, así que necesito algo con lo que distraerme. Recuerdo que Ellie adoraba cuando le hacía regalos a mano, y que a mí me encantaba hacérselos. Rebusco entre mis cajones y encuentro mis antiguos materiales de manualidades, y empiezo a planear qué puedo hacer para alegrarla un poco y que esa nube gris que tiene ahora mismo sobre la cabeza se disipe un poco. 

***

Dos horas después, he recubierto una caja con papel de regalo y he hecho una lista con todo lo que tengo que comprar para rellenársela. Quiero ponerle chuches, adornos, fotos... incluso le he escrito una carta a mano y le he rociado un poco de mi perfume. 

Estoy tan emocionada que necesito contárselo a alguien, por lo que decido quedar con Chiara. También llevo días sin verla a ella, me he tirado las últimas noventa y seis horas encerrada en el taller para poder entregar el vestido a tiempo, y tengo muchísimas ganas de por fin pasar tiempo con mi mejor amiga de nuevo. 

Mientras espero su contestación, mi cerebro empieza a dar vueltas de nuevo. ¿Estaré siendo demasiado intensa? ¿Debería de verdad darle esto, o sería mejor, simplemente, dejarlo pasar?

A solasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora