Ellie
Despierto a Maya poco antes de medio día y le digo que se vista con una enorme sonrisa en el rostro. Ella acepta, confusa, y la arrastro fuera de casa tan pronto como está preparada.
La llevo de nuevo al parque dónde estuvimos ayer y paseamos, damos de comer a los patos e incluso le saco alguna que otra foto a traición cuando se ve demasiado preciosa cómo para dejar pasar la oportunidad.
¿cómo he podido conseguir que semejante joya se enamore de mí?
Papá me ha dicho que le haga algún regalo de su parte, así que vamos a una librería y observo cómo recorre los pasillos con los ojos brillantes de emoción. Yo solo puedo pensar en si alguna vez mi nombre se encontrará entre esas estanterías.
Sonrío cuando Maya viene hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja sujetando dos libros de mitología griega en sus manos.
—No sé cuál elegir—se queja—. Si es cierto que este es el primero —señala el que tiene la portada roja—. ¡Pero es muy corto y no importa en que orden me los lea porque son historias aisladas! Por otro lado, este—levanta el segundo, de portada azul— es mucho más largo, pero es el segundo.
—No pasa nada, amor, nos llevamos los dos—digo, sin pensar. Maya se queda congelada, pero su sonrisa aumenta. Mis ojos se abren como platos—. Maya. Quería decir Maya.
¿amor? ¿desde cuando digo yo amor? que ridículo.
Ella asiente sarcásticamente con la cabeza y la sigo hasta la caja para pagar. Al salir de la librería, nos topamos con un puesto de crepes, y recuerdo cuánto le gustan. No hemos desayunado, así que tendríamos que comer algo.
—¡Bee!—llamo su atención—. ¿te apetecen unos crepes?
—No tengo mucha hambre—se encoge de hombros.
Frunzo el ceño, confusa. Ambas llevamos sin comer desde anoche y yo sí que tengo hambre. De hecho, ella comió una porción más pequeña que la mía porque "no tenía hambre". Esto no pinta bien. Nada bien.
—Maya... ¿va todo bien?—pregunto, acercándome a ella.
—Por supuesto—responde—. ¿Por qué no iba a ir bien?
—Bueno..., es raro que no tengas hambre.
—No te preocupes, solo me he levantado con el estómago cerrado.
—¿Estás segura?—insisto un poco más, guiándola hacia un banco que tenemos cerca.
—Sí, solo he pensado que dejar de comer de más no estaría tan mal—se encoge de hombros y a mí un escalofrío me recorre la espalda.
—¿Comer de más?—frunzo el ceño—. ¿A que te refieres con "comer de más"?
—Ya sabes, comer de más—repite—. Mucha azúcar, mucha grasa.., te hace ganar mucho peso. Es mejor si como solo lo que necesito y cosas con menos calorías.
—¿De qué estás hablando?—esta vez sí que me preocupo, ella nunca había hablado así sobre esto antes.
—El chocolate, las tortitas, las hamburguesas...—empieza a enumerar—. Te hacen engordar mucho, y he decidido que quiero bajar de peso.
La miro de arriba a abajo. Maya siempre ha estado delgada, y eso no ha cambiado. Está en muy buena forma, tiene un cuerpo en forma de triángulo precioso y no tiene para nada peso sobrante. ¿Por qué demonios quiere bajar de peso?
—¿Por que querrías tú bajar de peso?—pregunto.
—Bueno, tengo algo de grasa de más en el abdomen, en los muslos...—se pasa las manos por la parte superior de las piernas y me fijo en que tiene los pies apoyados en punta en el suelo—. Estar en buena forma no hace daño ¿no?

ESTÁS LEYENDO
A solas
RomanceHace años que no hablamos, pero sigue estancada en mi cabeza. Hace años que no hablamos pero sigo viéndola. Hace años que no hablamos pero sigo pensándola. Hace años que no hablamos pero no me deja dormir, no me deja comer, no me deja pensar en ot...