A solas

Capítulo 2

Ellie 

Me pongo las gafas de sol y entrecierro los ojos al salir del coche. Ayer salí de fiesta y me emborraché como hacía años que no me emborrachaba, solo porque había encontrado unas cuantas fotos con ella de cuando nos llevábamos bien. 

Son las once y media y, habiendo dormido cinco horas, no me apetece nada venir a preparar la fiesta de Riley, pero se lo prometí y no puedo dejarla plantada por que se me fuera la cabeza ayer. 

Tan pronto como cruzo la puerta, mi mejor amiga me tiende una aspirina y un vaso de agua. 

—¿Cómo...?—pregunto, confusa, y ella me enseña su teléfono. En él, hay una hilera de mensajes en los que hablo sobre... exacto, ella. 

—¿Qué pasó, Elle?—pregunta. Me paso las manos por el pelo y me trago la pastilla. 

—Encontré unas fotos, llamé a Aria y...—intento recordar, pero solo tengo lagunas—empecé a beber, supongo. 

Aria es la chica con la que me veo a veces cuando necesito desconectar. Tiene acceso a... cosas, para relajarme y lo hace que te cagas. Eso sí, todo lo que tomamos, fuera lo que fuese, está haciendo que me duela toda la cabeza.  

Riley me abraza desde el lado y apoyo la cabeza en su hombro. Hace dos años y medio desde que lo que fuera que tenía con ella acabó y, aunque pensaba que ya no me importaba, ahora sé que estaba total e irrefutablemente equivocada. 

—Ellie...—susurra, sé lo que va a decir y eso hace que se me forme un nudo en la garganta.—si quieres irte a casa y descansar... quedamos mañana, ¿vale?

—La fiesta es esta noche, Riley—respondo, con los ojos cerrados—no puedo dejarte sola. 

—Ella viene a la fiesta—espeta, ni siquiera se atreve a decir su nombre. 

Me tenso de repente y abro los ojos para mirarla. Sabía que a Riley le gustaba Adrián, el hermano de la susodicha, pero no pensaba que tuviera relación con ella.

—No hablamos—aclara, leyéndome la mente, y noto como empieza a ponerse nerviosa—. He invitado a Adrián y me ha dicho hace quince minutos que la iba a traer. He intentado pedirle que no lo hiciera, te lo prometo, pero ha dicho que entonces él no venía y...

—Ry—la corto y le cojo las dos manos—no pasa nada, ¿vale? Estaré bien, esta casa es enorme, es casi imposible que nos crucemos. 

—¿Seguro?—susurra, parece estar a punto de echarse a llorar de la culpabilidad—no quiero que estés mal por mi culpa, pero creo que Adri y yo ya estamos haciendo progreso, y no sabía cómo...

—Seguro—la corto de nuevo y la abrazo—, te prometo que estaré bien. 

Tardamos dos horas en preparar todo para la fiesta: bebidas, hielo, guardar las cosas para que no las rompan...; y cuando acabamos ya es hora de comer. 

De repente me llega una notificación al móvil.  

—¿Pedimos pizza?—pregunta Riley desde la otra habitación. No respondo, sino que me quedo mirando al móvil fijamente. Una foto mía con ella en un festival de música hace cuatro años ocupa la pantalla. Su hermana nos llevó porque estaban nuestros cantantes favoritos—¿Ellie? ¿Prefieres comida china?

Cuando entra a la habitación y me pilla mirando al móvil con los ojos llorosos, comprende instantáneamente que está pasando. Me quita el móvil de las manos, lo apaga y se lo guarda en el bolsillo. 

—No entiendo por qué...—susurro, ni siquiera puedo hablar sin sentir que voy a empezar a llorar—, ¿Por qué ahora...? Yo... Ella... 

No soy capaz de comprender por qué, tras más de dos años, es ahora cuando todo resurge y vuelvo a sentirlo a flor de piel, incluso más que cuando recién ocurrió.