Capítulo 3

12 1 23
                                    

Maya

Tras enviarle un mensaje a Chiara y que me responda que volvió a su casa anoche con ayuda de Dante, su hermano y mi mejor amigo, y me quedo más tranquila. Le escribo diciéndole que estoy yendo a su casa y me pongo los cascos. 

Quince minutos después, Chiara me abre la puerta y me abalanzo hacia ella para besarla.

—Maya, ¿qué...?—intenta preguntar.

—Después te lo explico, ahora...—miro a sus labios—por favor. 

Ella comprende al momento lo que quiero decir y me besa de nuevo. Suelto un suspiro cuando la parte baja de mi espalda choca con el mueble del recibidor y noto su mano sostenerme firmemente. 

—Dante se enfadó la última vez que nos pilló...—susurro.

—Que él no tenga vida sexual no tiene que hacernos parar—sonríe, pero me agarra de la mano y me lleva a su habitación. 

***

Dos horas después, estoy sentada en la cama de Chiara, ya duchada, mientras ella está en el baño. Miro a mi alrededor y contemplo la habitación. Grita Chiara por todos lados.

Las paredes son de color rosa, al igual que las sábanas de la cama, los peluches, las luces led y los lazos que hay por todos lados. Los muebles son de color blanco, como los marcos de fotos y la alfombra. El suelo es de color gris claro. 

Es curioso lo tierna que parece a juzgar por esto y cómo es cuando estamos a solas... 

Chiara sale del baño, envuelta en su albornoz—cómo no—rosa, y su pelo rubio perfectamente recogido con una pinza—también rosa—. Y me mira de arriba a abajo. 

Estoy empezando a pensar que tiene algo enfermizo con ese color.

Llevo puesta una de las sudaderas que tengo en su casa para cuando me quedo a dormir, y cuando pasan cosas como estas. Es de color verde oscuro y tiene las palabras "Yes, I'm cold", en la parte de delante. Sé lo que quiere preguntarme, pero no quiero responder, así que miro hacia otro lado. 

—Maya...—susurra, y se sienta a mi lado. Su mano descansa sobre mi rodilla en un intento de reconfortarme—, ¿qué ha pasado?

—Ayer acabé con una chica—murmuro, me cuesta hablar—, pensaba que era una desconocida, pero esta mañana la he visto, y... era ella, Kiki. 

Ella parece tardar unos segundos en darse cuenta, pero le cambia la expresión drásticamente en cuanto comprende que estoy hablando de Ellie. 

—¿Habéis...?—levanta las cejas, sorprendida, y yo asiento con la cabeza—, wow.  No..., no me esperaba eso.

—Deberías haberla visto, Chiara... es... es preciosa. 

—Maya, no puedes recaer ahora.

—Lo sé, y lo siento, ¿vale?—gimoteo—, no entiendo por qué todo tenía que volver justo ahora. 

—No es culpa tuya—me rodea desde el lado con el brazo. 

—Lo ha intentado otra vez—musito—, pero no podía dejar que me manipulase, no de nuevo 

Chiara mira a un punto fijo, con el ceño fruncido, y sé que quiere preguntar algo pero no sabe como voy a reaccionar.

—¿Qué pasó exactamente con ella?

A solasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora