Capítulo 22

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Tengo muy claro que voy a llorar mucho escribiendo esto, pero aún más al terminarlo. 

Bienvenidos al capítulo final de A Solas.

Ellie

Es... mi cumpleaños. 

Han pasado muchas cosas en estos meses, pero puedo decir con exactitud que pocas veces lo he pasado peor en mi vida, y eso es decir mucho.

No solo el haber roto con Maya, sino también el no saber por qué, quién envió esos mensajes, qué ocurrió esa noche...., estoy perdida. 

Aunque—por obvias razones—no con Miles, he ido al psicólogo igualmente. Mi padre preguntó por qué ya no quería verlo, pero simplemente le dije que las cosas no habían salido como esperaba. Ni mi madre ni él saben por qué he roto con Maya, pero han visto las consecuencias. 

Durante el primer mes, no salí de la cama. Casi no comía, casi no dormía, muy pocas veces me levantaba de la cama, y eran cuando ya ni yo soportaba el olor que mi propio cuerpo desprendía. Cuando eso ocurría, mi madre me preparaba un baño y cambiaba las sábanas de la cama. No le he agradecido lo suficiente lo que ha hecho por mí. 

Por parte de mi padre, él no sabía que hacer, pero lo intentaba. Mi madre y él se turnaban para vigilarme por las noches y despertarme de las pesadillas, que habían vuelto a aparecer, pero no siempre era la misma, lo que lo hacía peor. Ahora, soñaba con Maya odiándome, pero también con Ashley cayendo por el puente y Miles pasándose de la raya. Nunca les conté a mis padres sobre qué iban mis sueños. 

Cuando transcurrió el primer mes, mi padre me obligó a salir de la cama y me llevó a la consulta de una psicóloga por primera vez. he estado yendo dos veces por semana desde entonces, pero tampoco le he contado demasiado, solo lo de John y cómo me sentía durante los días. Ni siquiera guardándome cosas me he librado de las pastillas.

Al fin ha llegado mi cumpleaños, y me dispongo a cumplir mi promesa. Pero antes, os contaré una historia, la historia de mi hermana Ashley: 

Ya conocéis al imbécil de mi padrastro, John. Bueno, no os sorprenderá que os diga que también trataba igual de mal a Ashley que a mamá y a mí, pero con ella tenía otras intenciones. Se pasaba el día coqueteando con ella, acercándose de más y mandándole indirectas subidas de tono, pero por obvias razones Ash siempre lo rechazaba, lo que ponía furioso a John y hacía que la golpeara cada vez que esto ocurría. Ashley nunca se enfadó con mamá por no defenderla, a diferencia de mí, pero ahora entiendo por qué ella no podía hacer nada. 

Cuando Ashley se quedó embarazada de Anthony, John se puso rabioso, e incluso se planteó hacer que abortara a golpes, pero terminaría en el hospital y lo descubrirían—aunque se llevó su buena bofetada—, así que la registró para abortar y además guardó una plaza para ella en un internado fuera del país. pero Ashley no iba a dejar que a encerraran, y aún menos que mataran a su bebé. Lo siento si suena cruel, pero ojalá simplemente hubiera dejado que las cosas sucedieran. 

La noche de mi cumpleaños, Ashley se marchó de casa con Anthony. Cogió sus maletas, se encontró con Anthony a unos metros de nuestra casa, y se marchó sin despedirse. Recuerdo que las gotas de lluvia me despertaron, golpeando el cristal de mi ventana, y que fui a la habitación de Ashley por lo asustada que estaba, pero ella no estaba. En ese momento no le di importancia ya que solía salir hasta muy tarde cada noche e incluso desaparecer por días, pero ahora desearía haber avisado a mamá de que no estaba. 

A solasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora