Capítulo 16

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Ellie

Llamo a la puerta de casa de Riley con los nudillos de forma compulsiva, y casi le doy en la cara al señor Mendoza cuando abre la puerta. 

—Wow, wow, echa el freno—exclama cuando intento pasar por su lado a todo correr y me toma del brazo suavemente para frenarme—. ¿Qué pasa?

—Necesito hablar con Riley—respondo, atropelladamente—. Urgentemente. 

—Pero, ¿qué ha pasado?—pregunta de nuevo. 

—No te preocupes, está todo bien—miento—, es una cosa sobre una fiesta a la que fueron nuestros amigos el otro día, se montó una gorda y quiero contárselo. 

Es evidente que no se lo cree, pero lo deja pasar. Se aparta de la puerta y yo corro hacia la habitación de Riley mientras su padre sale por la puerta y se marcha con el coche, probablemente a trabajar. 

Me desplomo en la cama de mi mejor amiga y me cubro la cara con las manos mientras ella me mira con una expresión extrañada desde el tocador. No se esperaba que viniera, eso está claro, pero por una parte tampoco le sorprende demasiado. 

Somos bastante predecibles.

—Vale—suspira y se sienta a mi lado—, ¿qué ha pasado?

Ella trata de arrancarme las manos del rostro, pero no dejo que lo haga. En cambio, gruño y me giro hasta quedar boca abajo. 

—Ellie, si has venido es para contármelo, no para autocompadecerte—Me palmea la espalda—, si quisieras hacer eso me habrías llamado desde tu casa con un bote de helado mientras ves Gossip Girl por enésima vez. 

—¿Quién dice que no lo he hecho ya?—murmuro. 

—Son antes de las once, no hay forma de que te haya dado tiempo. 

Gruño de nuevo y me paso las manos por el pelo, incorporándome en la cama. 

—Me ha dicho que me quiere—confieso. 

Riley frunce el ceño y me mira, confundida. 

—¿Y por qué demonios estás así?

—¡Me ha dicho que me quiere!—repito—. ¿Sabes lo que significa eso?

—¿Que... te quiere?

—¡Exacto!—exclamo—. ¡No puede quererme!

—¿Acaso tú no la quieres a ella?

Me quedo callada por unos segundos, no sé como responder a eso. Claro que la quiero, es la primera y única persona de la que he estado enamorada en toda mi vida, pero eso va a frenarme. Aún así, no puedo mantenerme alejada de ella. 

—¿Ellie?

—Por supuesto que la quiero, Riley—murmuro al fin—. La quiero más que a nada en este mundo, daría mi vida para que ella fuera feliz si fuera necesario. Haría cualquier cosa por Maya. 

—Incluso...

—Sí, incluso eso—susurro—. Pero eso se sentiría como traicionar a Ashley. 

—Tu hermana no querría que hicieras eso. 

—No, pero sí que querría estar conmigo. 

—No así, Ellie—me mira a los ojos, puedo ver las lágrimas formándose en ellos—. No de esta forma.

Me quedo callada y apoyo la cabeza en su hombro, cerrando los ojos. Ni siquiera sé por qué he huido de Maya, debo haber parecido una estúpida. No quiero hacerla sentir mal, es lo último que pretendo, por lo que debería llamarla cuanto antes. Pero la casa de Riley no es el lugar, la llamaré cuando llegue a casa, porque seguro que no querrá verme si voy a su casa.

A solasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora