(1995) Parte 1

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Tokio, 1995

-"¡Me duele!" - exclamó la niña en un chillido mientras su madre le peinaba el cabello. Ambas se preparaban para la próxima reunión de clanes que se llevaría a cabo en Tokio, un evento de gran importancia entre los clanes de hechicería en Japón. Esta sería la primera vez en décadas que los Hebihada, su clan, saldrían de su aislamiento en la cueva desde que Hinata asumió el liderazgo.

-"Si cuidaras de no enredar tanto tu cabello, no necesitaría peinarlo cada cinco minutos"- contestó la mujer mientras peinaba con cuidado los cabellos castaños de su hija. Una vez que confirmó que todas las hebras estaban sin nudos, colocó un pendiente en forma de serpiente en el cabello de la niña.

La madre sonrió y acarició suavemente el rostro de su hija. Sabía que la pequeña tenía una personalidad rebelde y a menudo descuidaba su cabello, lo que dificultaba el proceso de peinado. -"¿Por qué venimos a Tokio? Hay muchos edificios, no me gusta"- contestó la niña mientras su madre la vestía con un hermoso kimono amarillo.

-"Porque nos reuniremos con los demás clanes, cariño"- respondió la madre con calma. -"Mamá necesita entrelazar lazos con los demás clanes para fortalecer nuestra posición y asegurar la prosperidad del clan. Tu abuelo cometió algunos errores en el pasado y ahora es mi deber corregirlos"-

Hinata, con un gesto disgustado en su rostro, recordaba los problemas que su padre había causado en el pasado. Estaba decidida a enmendar los errores de su familia y llevar al clan por un camino de honor y respeto.

-"¿Dónde está mi abuelo?"- preguntó la niña inocentemente, sin entender completamente la situación.

"Si bien nos va en el infierno" pensó la mujer, negando con la cabeza para disipar esos pensamientos. Luego, en un tono calmado, respondió a la pregunta de la niña -"Tu abuelito está en un lugar muy lejano, princesa. Se fue de vacaciones porque ya estaba muy viejito y cansado para seguir siendo el líder. Me ha heredado su lugar para que yo pueda continuar su legado"-

La infante se acercó al espejo y observó su reflejo con curiosidad. Su cabello castaño claro, con sus ondas naturales, capturó su atención de inmediato. Sus grandes ojos dorados se deslizaron por su figura, deteniéndose en el pendiente de serpiente que adornaba su cabello, acentuando su belleza única. Luego, su mirada se posó en su yukata de un vibrante color amarillo, que resaltaba su juventud y energía. Finalmente, abrió la boca y examinó sus pequeños colmillos, que se camuflaban entre sus dientes de leche.

-"No me gustan mis colmillos..."- susurró la niña en voz baja, mientras pasaba su dedo índice por la punta afilada. Su madre, sorprendida por sus palabras, volteó a verla con una expresión de asombro.

-"Pero... es lo único que tienes de mami"- respondió Hinata con un aire de tristeza.

Hinata y Mikazuki eran como el día y la noche, con características y personalidades completamente opuestas. Aunque no compartían muchas similitudes físicas, ambas llevaban consigo los colmillos como un legado familiar.

-"¿No te gustan cómo se ven en mami?"- preguntó Hinata con voz temblorosa.

Mikazuki sintió un fuerte pesar al escuchar la voz triste de su madre. Se dio cuenta de que sus palabras habían causado dolor y el arrepentimiento se apoderó de ella. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia su madre y la abrazó con fuerza, buscando consolarla. -"Me encantan como se ven en ti, mami"- admitió la niña sinceramente, tratando de transmitir todo su amor.

La madre sonrió cálidamente y levantó a Mikazuki en sus brazos, abrazándola con ternura. Hinata jugó con su hija en sus brazos, lanzándola al aire y atrapándola entre risas contagiosas. La felicidad llenaba el aire mientras disfrutaban de ese momento especial juntas. Después de un rato de jugar, Hinata acarició suavemente el flequillo de su hija y le dio un beso casto en la frente, dejando un rastro de lápiz labial.

URÓBORO || Geto SuguruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora