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-"Comiencen"-

Geto sin perder tiempo ordenó a la maldición extender su lengua, enroscándola alrededor del cuerpo de Hebihada y atrayéndola hacia ella. En cuestión de instantes, la rana devoró por completo a la chica.

-"S-s-se ¡Se la tragó!"- gritó el castaño aterrorizado al presenciar cómo la chica era engullida por la rana. Geto al sentir que algo no andaba bien se apresuró en alejarse de la maldición, manteniendo una distancia prudente. El sonido del deslizamiento de unos cuchillos resonó y, al cabo de unos segundos, la rana estalló, esparciendo un líquido morado por el lugar que salpicó a todos los presentes, excepto a Gojo.

-"¡Puaj, qué asco!"- Leiri se apresuró a limpiar su ropa mientras que Gojo y Geto se quedaron inmóviles en su lugar. La chica esbozó una sonrisa satisfecha al hacer explotar la maldición y liberarse, con el líquido morado empapando sus prendas. Una sensación de déjà vu invadió a ambos hechiceros, recordándoles un momento que deseaban con todas sus fuerzas que nunca hubiera ocurrido.

Los peces globo comenzaron a lanzar proyectiles hacia la chica. Con agilidad, ella esquivó cada uno y utilizó sus dagas para desviar los proyectiles. Geto se acercó a ella desde atrás, buscando iniciar un combate mano a mano. La chica logró esquivar el primer puñetazo y lo tomó del brazo, girando su cabeza para mirarlo.

-"¿Atacando por la espalda? Eso no es muy propio de ti"-

Geto frunció el ceño y se liberó del agarre, retrocediendo unos pasos. Lanzó pequeñas maldiciones amorfas como proyectiles en manada. Eran demasiadas, dirigiéndose amenazadoramente hacia la chica.

-"Uno... dos... tres... ¡Son demasiadas!"- Haibara se tomó la cabeza con ambas manos con frustración. -"Luces más preocupado tú que Hebihada..."- comentó el rubio mientras se limpiaba sus propias prendas del líquido morado con un pañuelo.

-"No te muevas mucho, tu nariz sigue sensible"- Leiri observaba detenidamente la batalla. Hebihada se deshacía de cada maldición con sus dagas y, al mismo tiempo, se protegía de los golpes de Geto. La pelea no parecía dar descanso; el único sonido audible eran los cortes de las dagas, los chillidos que soltaban las maldiciones al ser exorcizadas y los sonidos sordos de cada golpe de Geto.

Leiri notó por el rabillo del ojo cómo Gojo estaba cruzado de brazos, apretando sus puños sobre sus antebrazos. Su ceño estaba fruncido con una mirada intimidante. Ella giró la cabeza hacia el chico -"Oye... Gojo..."- llamó la chica, intentando captar la atención del albino. Gojo tenía fija la mirada en la pelea, y Leiri notó cómo el infinito de Satoru se volvía más denso, alejando a cualquiera cerca de él.

La chica no quiso inmiscuirse más y volvió su atención a la pelea. No habían parado en ningún momento, y ambos empezaban a notarse cansados, especialmente Hebihada, que era la que había estado utilizando más fuerza al acabar con las maldiciones.

-"¿Geto-san estará haciendo una pelea de resistencia?"- preguntó Haibara con curiosidad -"Parece que sí, Geto se dio cuenta del peligro que representa que Hebihada se acerque demasiado, así que quiere mantener la mayor distancia posible"- respondió el rubio con una voz nasal debido a su nariz golpeada. El castaño soltó una risa suave al escuchar la extraña voz de su amigo. -"No te rías, no es gracioso"- replicó el rubio, lo cual hizo que su voz sonara aún más cómica.

Haibara no pudo contenerse y soltó una gran carcajada, contagiando a los demás. Gojo seguía manteniendo su mirada fija en la batalla, aunque las risas de sus compañeros lo distraían un poco. Nanami estaba discutiendo con Haibara por las burlas acerca de su voz, y también soltó una risa al presenciar la escena.

El momento fue interrumpido por un golpe seco. Hebihada había logrado golpear el rostro de Suguru, haciendo que retrocediera unos pasos y dejando un hilo de sangre en sus labios. Todos quedaron impactados. Leiri abrió tanto la boca que su cigarrillo cayó al suelo, Haibara cubrió su boca con ambas manos, Nanami solo mostraba una expresión de sorpresa y a Gojo casi se le caen los lentes.

URÓBORO || Geto SuguruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora