(Canción recomendada a escuchar: Butterfly - BTS)
Si algo le molestaba a Suguru, era hacer planes sociales cuando su batería social estaba completamente cargada, solo para darse cuenta más tarde de que realmente tenía que asistir a esa salida y no podía retractarse.
Geto se miró una última vez en el espejo, dejando escapar otro suspiro. Como era de esperar, su atuendo estaba completamente en tonos oscuros. Llevaba unos pantalones negros y un suéter de cuello de tortuga, acompañados de un abrigo que le llegaba hasta las rodillas y unos zapatos negros.
Suguru salió de su habitación y se dirigió hacia la entrada de la escuela, donde Mikazuki lo estaría esperando. Mientras caminaba, se preguntaba por qué había aceptado en primer lugar. Se dejó llevar por el momento y ahora se arrepentía de ello. Mientras se quejaba mentalmente, todos sus lamentos y remordimientos desaparecieron de golpe al verla parada allí, esperándolo en la entrada de la escuela.
Lucía tan encantadora con su cabello recogido en dos trenzas, su abrigo blanco y sus pantalones beige. El contraste de colores le daba un toque divertido a la situación. Pero fue cuando ella lo saludó y le regaló una sonrisa, que todo el arrepentimiento de Suguru se transformó en un alivio al aceptar la cita.
El azabache saludó a Mikazuki con una sonrisa mientras juntos comenzaban a caminar por los largos escalones. La castaña le contaba emocionada lo que encontrarían en el museo, pero Suguru estaba perdido en la forma en que ella lucía. Juntos salieron del campus del colegio y se adentraron en la bulliciosa ciudad, tomando el tren.
Mikazuki continuaba hablando y hablando, mientras Suguru simplemente asentía o añadía algún comentario ocasional, prefiriendo escucharla a ella. Al bajar del tren, se dieron cuenta de que había una multitud abrumadora. Las calles de Tokio estaban repletas de gente.
Suguru observó cómo Mikazuki guiaba el camino hacia el museo, tomó su mano para asegurarse de no perderla entre la multitud. -"Vamos, estamos cerca"- le dijo la castaña mientras se dirigían a la entrada del museo. Suguru no pudo evitar reír ante la emoción de la chica, dejándose llevar por el camino.
El sol iluminaba los ojos dorados de Mikazuki y el frío viento movía sus trenzas ligeramente, creando una hermosa vista que Suguru no podía evitar admirar. Juntos, se detuvieron en la entrada del museo y Suguru volteó para mirarla.
-"Entonces... ¿has estado aquí antes?"- preguntó curioso.
Mikazuki sonrió y asintió con entusiasmo. -"Sí... un millón de veces" - contestó la castaña.
Juntos ingresaron al museo, paseando sin rumbo fijo por las diferentes exhibiciones. Observaban cada pintura con detenimiento, y de vez en cuando Suguru hacía preguntas sobre alguna obra en particular para iniciar alguna charla ocasional. Mikazuki respondía con entusiasmo, explicándole el significado y los detalles de cada cuadro. Sin embargo, de vez en cuando, la chica se desviaba del tema principal y con su peculiar encanto, respondía con una sonrisa y mencionaba cuánto tardaría una pequeña hormiga en pintar ese cuadro, imaginándola con sus diminutas patitas.
Geto se sentía tranquilo y en paz en presencia de Mikazuki. Los pensamientos que lo habían abrumado en los últimos meses desaparecían por completo. Esta era la primera vez que experimentaba una salida en la que no necesitaba ocultar su verdadero ser. No hacía falta llevar una máscara en su compañía.
Suguru se sentía cada vez más intrigado mientras Mikazuki explicaba las pinturas con una pasión desbordante, detallando meticulosamente los colores, las formas, las líneas y las técnicas utilizadas. Había sido testigo de las habilidades artísticas de la chica, y su curiosidad no dejaba de picarle.
ESTÁS LEYENDO
URÓBORO || Geto Suguru
Fiksi PenggemarSolo existía una persona capaz de viajar entre universos y realidades: Hebihada Mikazuki, una Chamana de grado especial. Su único objetivo era salvar a Suguru Geto del camino que había tomado. Se le había concedido una última oportunidad, ¿Será capa...