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《...》

- ¡Hola! ¿Quieres venir a jugar conmigo?-

Un niño de aproximadamente mi edad, se encontró en frente de con una caja roja llena de juguetes de carros y pistas de carreras para ser construidas.

En sus ojos puede visualizar un destello de emoción y entusiasmo. Su sonrisa contagiosa de oreja a oreja.

- No, eres un niño. Y los niños no juegan con las niñas.-Hice un puchero inflando mis mejillas y frunciendo mi ceño.-

Mi voz es un susurro pero claramente se puede escuchar una voz infantil algo grosera y distante.

- Eres un niño feo. Mi madre dice que no puedo hablar contigo. Además no me agradas, y tus juguetes son de carritos. Las niñas no juegan con carritos.-

Su rostro, no pude notar sus expresiones o rasgos físicos, pero ese niño me resulta muy familiar. Se siente como un deja Vú, algo que ya se vivió. El infante solo quería ser amable. Pero en mi mente retumbaba las palabras desagradables de mi madre que hicieron eco por toda mi mente.

Sollozos inaudibles, cubriendo su rostro con sus manos. Sus mejillas ligeramente ruborizadas y las lágrimas corriendo por sus mejillas, las limpia con sus pequeños y delicados dedos. Y en un fortegioso movimiento desaparece de mi vista.

《La niña sentada en el pasto jugando  con su casa de muñecas.》

☆•☆

Desperté abruptamente, sintiendo una capa de sudor en mi frente con el pecho acelerado y mi respiración agitada. Parpadeo varias veces y enfrente de mí pude notar la silla de mi escritorio en una montaña de ropas. Mi vista se quedó fija ahí tratando de recordar pequeñas piezas sobre ese sueño o recuerdo desbloqueado de mi mente.

Respiré levemente para controlar mi desesperada respiración. La cama se movió ligeramente, como si alguien se quisiera acomodar mejor. Desperté de mi trance haciendo un leve movimiento con la cabeza para encontrarme a Connor durmiendo pacíficamente y con su brazo rodeando mi cintura. No había captado esto, pero  siento mi rostro calentarse por aquella accion y por haber dormido acurrucada con él.

Cubrí mi rostro con mis manos con algo de frustración y respiré suavemente. Me levanté sigilosamente para no despertarlo pero los nervios me ganan y en un movimiento torpe mis pies se enredan con las sábanas haciéndome perder mi equilibrio y mi cuerpo se contraya con el piso frío.

"Auch"

- ¡AAAAAAH! ¿QUÉ FUE ESO?- El ojiverde se despertó rápidamente y se incorporó encima de la cama quedando de pies sobre esta.

Solo Quiero Que Me Ames. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora