《Una oportunidad, no hay más nada que decir...solo una.》
Mientras tanto, él seguía intentándolo, pequeño gesto tras pequeño gesto, sin rendirse. Sabía que debía tener paciencia. En su interior, creía que un día ella permitiría que su amor llegara a...
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《Varios días después》
[…]
Ah, días de donaciones. La escuela cada año hace donaciones para los más necesitados. Son personas de escasos recursos y personas que perdieron sus pertenencias por fenómenos naturales. Como huracanes, tormentas, inundaciones, terremotos, tsunami…
Las personas de la zona y las que viven un poco lejos de la escuela se organizan para ponerse de acuerdo y entregar donaciones, como cosas que no son usadas o también las compras para aquellas personas. Es muy solidario todo esto y cada año me propongo a entregar mi granito de arena.
— Las ropas y sábanas se encuentran en el pasillo derecho. Adiós, muchas gracias. —Soy voluntaria para guiar a las personas a los lugares adecuados para que dejen sus donaciones.
Observé a mi alrededor y no pude evitar sonreír, ver tantas personas brindando su apoyo y empatía me hace muy feliz.
— ¡Te encontré pequeña traviesa! —Connor me hizo sobresaltar en mi lugar ya que se acercó por detrás sigilosamente y agarró mis hombros con fuerza. Definitivamente algo inesperado.
— ¿Tú qué haces aquí? Tus padres son los que se encarga de traer todo, tú nunca vienes.
— Sí, pero tenía ganas de verte. —El ojiverde sonrió en broma. — ¿Y en qué puedo ayudarte? Estoy aquí para servirte y ayudar a los demás, por supuesto.
— En el patio necesitan chicos para traer una carga pesada, así que puedes ir a ver.
— Definitivamente tengo que mostrar estos músculos. —Habló con arrogancia y me señaló sus bíceps.
— Ya deja de alardear y ve que te necesitan. —Lo bajé de su nube con un golpecito en el pecho.
Connor asintió y se alejó para irse al patio trasero de la escuela. Y yo aquí me senté en una silla para leer un poco y por supuesto guiar a las personas a que donen. Aunque sea pequeño, pero algo es más que nada.
《...》
Han pasado ya varias horas y las donaciones y ayuda siguen llegando. Me dirigí al patio trasero para ver si están realizando todo bien.
Llegué al lugar y está repleto de chicos platicando y uno que otro realizando lo que se le otorgó. Y entre esas personas que conversan puedo distinguir a un castaño de ojos verdes. Caminé en su dirección cautelosamente, él sonrió mientras hablaba. Parece que disfruta de la conversación, se ve tan relajado, tan Connor.
Me detuve en seco y miré a los chicos que están en un circulo discutiendo sobre videojuegos y deportes.
Conversación normal entre chicos.
— Ahm…disculpen. —Mi voz sonó casi un susurro y aclaré mi garganta. Pero ellos continuaron ignorando mi presencia.