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|| Invitación inesperada ||

|| Invitación inesperada ||

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[Luke]

Toqué el timbre de la casa con tranquilidad y en mano llevo un ramo de rosas. Pero la persona que abre la puerta, no era la que estaba esperando.

Una señora de mediana edad con ojos marrones claros y el cabello castaño oscuro se encuentra de pie justo en frente de mí. Mis nervios suben hasta mi columna vertebral, mi garganta está seca y mis manos comenzaron a sudar por el nerviosismo. Su mirada se encuentra clavada en mí, tragué saliva con dificultad, hasta que ella cortó el silencio.

— ¿Y tú quién eres? —Preguntó con seriedad.

Su voz me sacó de mi trance, y apreté el ramo que se encuentra en mi mano con sutileza. Le entregué el ramo de rosas, a lo cual ella lo tomó en mano con extrañeza.

— Mi nombre es Luke y soy amigo de Emma. ¿Dónde está ella? —Pregunté con curiosidad y sentí mi cuerpo temblar por la mirada tan seria de esta señora.

— Soy su madre, ella no se encuentra en casa. A ver, eres otro de esos muchachos que quieren lavarle el cerebro a mi hija. Pues, no va a funcionar, ¿Cuál es su apellido? —Ella habló con un tono de voz algo grosero y tosco.

A lo cual solo me hizo fruncir el ceño.

— Gilbert, soy Luke Gilbert, señora Belier. —Respondí con seriedad.

Su rostro parecía iluminarse con tan sólo escuchar mi apellido, es benéfico, un beneficio al cual voy a explotar.

No es sorpresa que se sorprenda con escuchar mi apellido o el nombre de mí padre, ya que somos muy conocidos en la cuidad y parte del país. Eso es una gran ventaja para acercarme a su hija.

— ¿G-Gilbert, usted dijo Gilbert? —Ella se mostró muy sorprendida, cosa que le dificultó hablar.

Asentí levemente con la cabeza y ella pareció sonreír ante eso.

— Sí lo soy, señora. —Sonreí ligeramente.

— ¡Vaya! ¿Por qué no lo dijiste antes? Pasa…ven, entra. Mi casa es tu casa, siéntete como en tu hogar. —Ella sonrió suavemente y se hizo un lado invitándome a pasar dentro de la casa y por supuesto acepté la invitación.

Ella cerró la puerta y dejó el ramo de rosas en un florero y se acercó a mí con una sonrisa amable.

— ¿Deseas algo de tomar o comer? O lo que te guste yo lo haré con mucho amor.

Vaya, puedo acostumbrarme a esto.

Negué con la cabeza y una pequeña sonrisa. — No, estoy muy bien. Pero muchas gracias por su oferta.

— Claro. Por cierto mi nombre es Ana, por si no lo sabías. —Ella sonrió gentilmente y jugó con los dedos de sus manos.

— Sí, lo tendré presente. —Le eché una mirada con atención, analizando su actitud y figura.

Solo Quiero Que Me Ames. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora