𝑿𝑰𝑿

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Kreacher habia estado fastidiado en Hogwarts diciendo que seria el cumpleaños de Hermione hasta que lo dejo hacerle un pastel; en verdad a veces creia que Kreacher queria mas a la bruja que a él que era su amo, aunque un día antes del tan ansiado cumpleaños de la chica se dio centa de que no había planeado darle nada; tampoco es que supiera que darle o que tuviera un motivo en particular para hacerlo pero se sentia agradecido para con ella y aunque no se lo diría en voz alta porque eso era aceptarlo y el NO iba a hacerlo, darle un regalo por su cumpleaños era una buena excusa.

Además era algo absolutamente normal, vio como Kreacher se movía sonriendo por la cocina mientras parloteaba de que haria un bizcocho de cafe con mucho ganache para la bruja mientras él ingresaba a Grimmauld Place, afortunadamente tenia la Red Flu siempre disponible para ir a su hogar por cualquier cosa que llegara a necesitar, parecía que Kreacher no lo echaba tan de menos como penso en un inicio.

Tal vez su elfo sólo estaba emocionado, nunca habia sido tan cercano a nadie, solo a él, le alegraba que al menos tuviera una amiga así si su destino inevitable llegaba su buen amigo no estaría sólo; constantemente pensaba en su muerte, jugar a más de un bando era tener la cuchilla justo en la yugular, un movimiento en falso y morirás por ello queria asegurarse que de morir alguien cuidaría del elfo que ya era demasiado mayor y en un par de años podria morir.

Lo dejo ser mientras caminaba por la casa que como siempre se veia igual de abandonada, camino hasta un lugar especifico que era la habitacion de su madre, era mejor si analizaba las cosas que su madre comunmente usaba asi se daria una idea sobre que podria regalarle a la bruja aunque desde ya sabia que nada bastante costoso o escandaloso si no iba a rechazarlo y queria evitar un momento bochornoso para ambos. No habia entrado a ninguna habitacion en Grimmauld Place que no fuera la suya o la propia cocina, sala de estar y la de huespedes asi que al entrar vio como esta se veia como si nadie la hubiera pisado hace mas de una decada y asi era.

El retrato de Walburga Black había avanzado por los diversos cuadros de la casa hasta estar con él en la misma habitación, evitaba verlo. Cada día parecía que su querida madre lo odiaba el doble y no podía con eso, su frágil psique no lo dejaba e inconscientemente bajo la atenta mirada de aquel fantasma tomaba una postura más erguida y orgullosa, retomaba sus modales.

Al analizar exteriormente el tocador de su madre se dio cuenta de que le gustaban las joyas caras y llamativas, tambien los perfumes y las cremas corporales; los perfumes no eran opción, las cremas menos pues desconocía si la bruja era alergica a algo, ¿Y si solo le daba un frasco enorme de esos dulces que siempre comía? Podria darle algunos libros pero no los necesitaba, practicamente cada que queria le pedia a Kreacher llevarle libros de su biblioteca, ropa, no sabia exactamente su talle pero Kreacher podia decirle.

Una idea cruzo su cabeza, podria darle algo sencillo como lo era un lindo vestido del cual no sabria el valor pues este radicaba en el diseñador y calidad de tela, para terminar podria darle un conjunto de joyeria discreta, tal vez unos aretes, collar, brazalete y un anillo, si usaba piedras sobrias y no muy llamativas igualmente no podria deducir el precio.

No le parecía raro pensar detalladamente en aquel detalle despues de todo para su madre habia llegado a conseguir brazaletes de esmeraldas con incrustaciones de plata, vestidos de alta costura, zapatos carísimos e incluso sus perfumes eran de la mejor calidad con olores raros y exquisitos, incluso una vez le regalo a Narcissa una extraña planta que florecía una vez al año durante la luna llena; un vestido y joyeria no erna practicamente nada comparado a detalles tan ostentosos y pretenciosos.

Pidio a Kreacher darle las medidas de la joven y cuando las tuvo mando a hacer el vestido con el mismo diseñador que fabricaba sus tunicas y trajes, no confiaba en nadie mas y nunca lo habia decepcionado antes; el vestido no era algo realmente extraordinario a la vista pues este estaba hecho de una fina capa de tela color vainilla suave simulando un fondo para la falda y un corset para el torso, el fondo llegaba por debajo de la rodilla mientras que encima tenia un revestimiento de tela transparente del mismo color adornada en algunos lugares con bordados de hojas en hilos cafes claros o directamente blancos, el corte del pecho era en forma de corazon y estaba unido a unas mangas sueltas hasta el antebrazo donde un pequeño resorte lograba que estas quedaran en su lugar y no llegaran mas abajo de los brazos, este revestimiento llegaba hasta la mitad del tobillo, era discreto, hermoso y estaba seguro de que combinaría a la perfeccion con aquel cabello castaño y esa piel tan blanca y cremosa.

𝙏𝙝𝙚 𝘿𝙞𝙨𝙡𝙤𝙮𝙖𝙡𝙩𝙮 𖥉 𝙍𝙚𝙜𝙪𝙡𝙪𝙨 𝘼𝙧𝙘𝙩𝙪𝙧𝙪𝙨 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora