𝐅𝐀𝐌𝐀| Olívia Annenberg, más conocida como la hija de Clarice Annenberg, la estrella de cine que ha ido conquistando el mundo con su carrera. El apellido más conocido en algunos países y especialmente en los Outer Banks, el paraíso en la tierra.
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↳ olivia/autora pov.
HAN PASADO TRES días desde que JJ y yo sacamos a Luke de la isla, y tengo que admitir que saber que soy la hija de ese hombre ¡Me enferma! Me da asco escuchar todas esas cosas bárbaras que me dijo, que usó a mi madre por codicia, ambición, ego y fama. Agradezco a mi madre por todas las razones del mundo, por nunca dejarme extrañar a un padre en mi vida. Porque ella realmente era para mí ambas figuras, tanto materna como paterna. Nunca necesité a Luke para nada, y escuchar todo eso me hizo darme cuenta de que lo único que quiero de él es distancia.
JJ es lo único que me importa desde que descubrí quién era Luke, y ahora, él es lo que más me importa en este momento. Solo somos él y yo quienes formamos su familia, él no tiene a nadie más que a mí. Mi hermano.
Hablando de mi madre, llegó con Maison el día después de que Luke se fuera. Y por supuesto, el Capitán Walker le contó todo sobre cómo me subí a un auto con ella, ella no peleó conmigo, solo me preguntó qué pasó realmente y le expliqué cada detalle. Lo estamos haciendo bien, muy bien de hecho, y espero que siga así.
Sarah regresó con John B, me dijo que los dos hablaron y que finalmente están juntos nuevamente. De hecho, ya esperaba que los dos regresaran tarde o temprano, estoy de acuerdo en que lo que hizo John B estuvo mal, pero a pesar de que Ward mató a su propio padre, debería ayudar a su novia por ver morir a su padre frente a ella. Él es quien más entiende el dolor de perder a un padre, dejarla en esa situación, fue feo. Creo que sí... pero están juntos, y eso es lo que importa ahora.
Salgo de mis pensamientos cuando me sobresalto unos fuertes golpes en mi puerta, pongo mi mano en mi pecho por el susto y miro hacia la puerta, viéndola abrirse y revelar a Rafe, que no esperó una respuesta mía. Está jadeando, le tiemblan las manos, las curvas de sus dedos están rojas y sus ojos están hinchados de tanto llorar. ¿Qué hizo él?
—¿¡Rafe!?—me levanto acercándome a él preocupada por la situación, llegó a mi habitación, nunca apareció aquí así. Debe ser algo serio—¿Qué paso?—pregunté, pero no me respondió, solo me abrazó rápidamente, tomando mi cabeza y colocándola sobre su pecho, mientras su otra mano apretaba mi espalda con fuerza.
