CAPÍTULO 2

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New York, USA

Un año después

MEGAN

El avión se deslizaba suavemente hacia la pista de aterrizaje, y mi corazón latía con fuerza, lleno de emociones encontradas. Nueva York, la ciudad que una vez llamé hogar, se extendía ante mí desde la ventanilla del jet, como un lienzo urbano que guardaba tantos recuerdos.

Es impresionante como después de tanto tiempo estoy aquí de vuelta.

«Dulce y Liana se van a morir de felicidad al verme llegar» pensé para mí misma, emocionada por sorprenderlas con mi llegada. Había mantenido en secreto mi regreso, quería que fuera una sorpresa.

La azafata se acercó a mí con una sonrisa amable.

― Señora Jones, en unos minutos estaremos a punto de aterrizar.― me informó.

― Gracias.― respondí, tomando la copa de vino de la mesita y dándole un sorbo para calmar mis nervios.

Sentí el ligero temblor del avión mientras descendíamos. Mi corazón latía con fuerza, mis manos sudaban ligeramente.

Era el momento de enfrentar lo que venía. Finalmente el avión tocó tierra

Salí del jet con una inhalación profunda, dejando que el aire fresco de Nueva York llenara mis pulmones. Néstor estaba junto al auto, con una sonrisa acogedora en el rostro al verme.

Me dirigí hacia él con paso seguro.

― Bienvenida de vuelta, Megan.― me saludó con amabilidad.

Correspondí a su saludo con una sonrisa cálida.

― Gracias, Néstor. Se siente bien estar de vuelta.― respondí sinceramente, sintiendo una oleada de nostalgia y emoción por regresar a casa.

― Te ves completamente renovada.

― Así es, lo estoy. Y con muchos planes en mi cabecita loca.― respondí con una sonrisa, mientras me dirigía hacia el auto.

Me senté al volante del Tesla Roadster, disfrutando del familiar sonido del motor. El sonido de este auto es mi favorito. Era un sentimiento reconfortante estar detrás del volante después de tanto tiempo. Recordé la última vez que estuve detrás del volante, haciendo una de las peores decisiones de mi vida.

Con prisa por llegar a mi destino, una reunión crucial que no podía permitirme retrasar, estacioné frente a la empresa y entregué las llaves al valet antes de encaminarme hacia la recepción.

Las miradas sorprendidas de la gente me hicieron sonreír interiormente, preguntándome qué estarían pensando al verme volver después de tanto tiempo.

«¿Tan raro, porque será?», me pregunté sarcásticamente mientras avanzaba.

Divisé a mi abogado conversando con otro hombre. Al notar mi presencia, se despidió y se acercó a mí.

― Vaya, pero qué entrada.― me recibió mientras caminábamos hacia el ascensor.

Le sonrió con maldad.

― La verdadera entrada será en esa reunión. No puedo esperar para verle la cara de sorpresa cuando me vea llegar.

Presionó el botón del último piso.

― Ya me informaron que están todos reunidos en la sala, solo faltamos nosotros.― me informó.

― Perfecto, Chris. ¿Alguna sospecha?

― Piensan que el jefe de la firma es un hombre.

― Clásico.― suspiré.― Como si una mujer no pudiera liderar nada.

Más allá del contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora