CAPÍTULO 7

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"Déjame ir"

MEGAN

Cuando desperté, no sabía cuánto tiempo había pasado. Estaba en una habitación oscura, atada a una silla con las manos y los pies inmovilizados. La cabeza me dolía y me costaba enfocar la vista. Escuché voces murmurando a mi alrededor, pero no podía ver quiénes eran.

― ¿Dónde estoy?― pregunté con la voz temblorosa, tratando de recordar cómo había llegado allí.

Una figura se acercó, iluminada solo por un tenue rayo de luz que se filtraba por una pequeña ventana.

― ¿Te sientes bien?― preguntó una voz conocida. Era Chris. Un alivio me recorrió al reconocer su rostro.

― Chris, ayúdame a salir de aquí. ¿Cómo me encontraste?― me moví en la silla, pero eso solo provocó que las cuerdas me lastimaran más.― ¡Sácame de aquí!

― Megan...

― Eso será imposible, bonita.― interrumpió una voz grave y familiar.

La persona que hablaba permanecía en la oscuridad, fuera de mi vista.

― ¡Sal y dame la cara, imbécil! ¿Qué quieres? ¿Dinero? ¡Ponle un precio y te lo daré! ¡Pero déjame salir de aquí!

― Dinero es lo que me sobra, bonita.― dijo la voz mientras escuchaba pasos descendiendo unas escaleras.

El pánico comenzó a apoderarse de mí.

― ¡¿Qué esperas para desatarme, Chris?!― le ordené, pero él permanecía congelado en su lugar.

Escuché una risa burlona.

― Qué inocente eres, Megan. Inocente e ingenua.

― ¿De qué hablas?― pregunté, confundida.

― De que tienes a tu propio enemigo en tu compañía. Aquí el gran abogado, Chris, trabaja conmigo.

Mis ojos se abrieron de sorpresa al escuchar esas palabras. No solo por enterarme de que mi propio abogado me había traicionado, sino porque ya reconocía esa voz.

― ¿Akin?― pregunté, susurrando desconcertada.

La figura salió de la oscuridad, revelando su rostro. La comisura de sus labios se elevó en una sonrisa.

― Hola, bonita.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver la cruel realidad frente a mí.

La persona que menos pensé que me haría daño resulta ser el cerebro intelectual de este secuestro.

― Sé que tienes muchas dudas― dijo, caminando frente a mí.― Y responderé cada pregunta que hagas.

― ¿Cómo pudiste...?― murmuré, mi voz apenas audible.

― Primero que todo, me presento. Mi nombre es Aslan Aksoy.― colocó sus manos en los bolsillos de su pantalón.― Soy uno de los narcomafiosos más influyentes e importantes de toda Europa, Asia y América. Creo que debes saber a lo que tu futuro esposo se dedica.

¿Acaso escuché bien? ¿Futuro esposo?

― ¿Estás demente? Yo no me pienso casar contigo. Primero tendrás que matarme antes de poner un anillo en mi dedo.

― Ese anillo lo pondrás tú misma, bonita.

― Me corto la mano antes de que eso suceda.

Se rió burlonamente.

― Eso ya lo veremos.

― Ahora, explícame qué diablos tienes que ver con este psicópata —me dirigí a Christian, mi voz llena de incredulidad y furia.

Más allá del contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora