𝗧𝗦𝗦𝗠 | Tras quedar con cicatrices, tanto físicas como psicológicas, Chiara Catalano toma la arriesgada decisión de alejarse de su ciudad natal y mudarse a Montecarlo, la desconocida capital de Mónaco. Junto a su hijo de dos años, producto de un...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sakhir, Baréin.
✿
Desperté por un rayo de Sol que impactó contra mis párpados, generando una molestia instantánea. Sin embargo, decidí quedarme en la misma posición en aquella cómoda cama por los siguientes diez minutos, pensando en todo lo que había sucedido la noche anterior.
Sus manos, sus besos, su perfume…
De hecho, estaba oliendo la almohada donde Charles había dormido. Sí, tal vez sea un poco exagerado, pero su aroma me hizo sentir como en casa.
Cuando determiné que era hora de levantarme, miré el oscuro buró de madera a mi lado y noté que sobre él yacía un papel estirado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No me pude resistir a mostrar una sonrisa de oreja a oreja, debido al halago que jamás pensé en recibir.
Tomé mi ropa, mi bolso y la nota, la cual decidí conservar como un preciado recuerdo, y revisé que no hubiera individuos recorriendo el pasillo. Una vez que no hubo moros en la costa, corrí hasta mi habitación con los pies descalzos y, al encontrarme frente a mi puerta, recordé que no llevaba las llaves conmigo. No podía bajar a la recepción para pedir otra de repuesto, pues solo vestía una camiseta, así que simplemente esperaba que mi mejor amiga estuviera dentro.
Toqué la puerta con mi mano hecha un puño y, por suerte, a los pocos segundos se abrió.
Entré a la velocidad de la luz y me topé con la potente mirada de Kika, quien estaba sentada en el borde de mi cama.
──Hola Chiara, ¿cómo estás? Y no te hagas la tonta con tu respuesta…
──¿Estás bien? ──interrumpió la rubia detenidamente, antes de que yo le respondiera a mi otra amiga.
──Sí, estoy bien…
Trastabillé hacia el baño sin continuar la conversación y abrí el agua para darme una ducha rápida. Las ganas de hacerlo me faltaban, ya que aún tenía su fragancia impregnada en mi piel.
