Roberto y Patricia estaban arrodillados junto a las camas de sus hijas, rezando en un profundo silencio. El cuarto estaba apenas iluminado por unas velas que proyectaban sombras temblorosas en las paredes. Los rostros de Namo y Becky estaban pálidos, inmóviles, sin indicios de despertar. Ya habían pasado tres días desde que cayeron en ese estado y, aunque se les había administrado una poción para contrarrestar la pérdida de energía vital, no había señales de que las chicas fueran a recobrar la consciencia pronto.
Habían trasladado las camas de ambas al dormitorio principal, donde ahora compartían una cama enorme para poder estar cerca la una de la otra. Roberto había permitido que Freen las visitara, pero bajo la estricta vigilancia de los trillizos.
Patricia rompió el silencio, su voz llena de angustia. "Robbie, ¿por qué aún no se despiertan nuestras hijas?"
Roberto, sin saber qué decir para consolarla, apretó los labios antes de responder. "No estoy seguro, Patty. Ojalá lo supiera. Consulté con otras brujas, pero dicen lo mismo: Becky drenó demasiada energía al intentar contener el poder. Ahora solo queda esperar a que sus cuerpos se recuperen por sí mismos."
"¿Crees que ellas entienden lo que les está pasando?" Patricia miró a sus hijas con los ojos llenos de lágrimas. "¿Que están juntas, discutiendo en algún lugar como siempre lo han hecho?" Intentó sonreír a través de su dolor, recordando las continuas peleas entre Namo y Becky.
Roberto soltó una carcajada seca. "Si es así, se despertarán pronto. Sabes que no pueden soportar estar juntas demasiado tiempo sin pelear."
"Me asusta..." Patricia dejó caer la cabeza, mirando las manos de sus hijas.
Roberto la observó con una mezcla de compasión y preocupación. "No temas, mi amor. Nuestras hijas son fuertes. Está en su sangre, en su apellido."
Patricia asintió levemente. "Lo sé, lo superarán. Pero no es eso lo que me aterra."
"Entonces, ¿qué te preocupa?" preguntó Roberto, frunciendo el ceño.
"Tengo miedo de que Namo haga lo mismo que Susana." La voz de Patricia se quebró mientras pronunciaba el nombre de su la hermana mayor de Roberto. "Ella está enamorada de una alfa, de una Chankimha, para colmo. Tengo miedo de que, si Becky se queda con todo el poder, o si ambas lo pierden, Namo huya con ellos, como lo hizo Susana."
Roberto miró con atención los rostros de sus hijas. "Sé que he sido duro con Namo... A veces me preocupa que la haya alejado tanto que tome una decisión tan drástica."
Patricia suspiró. "Siempre te preocupaste más por Becky."
"Lo sé." Roberto admitió en voz baja. "Actué como si Becky fuera la hija perfecta, y Namo... como si ella fuera un reflejo de mis peores errores. Pero no es así. A veces olvido que Namo es tan fuerte como Becky. Simplemente, tiene una manera distinta de ser."
"Hiciste lo mejor que pudiste, Robbie."
"No, no empecemos a mentirnos a estas alturas de nuestro matrimonio, Patty," respondió Roberto con amargura, acariciando el rostro de Namo. "Me recuerda tanto a Susana... Tal vez le guardo rencor por eso."
Recuerdo
Namo tenía apenas 13 años cuando entró al despacho de su padre con una nota de su maestro. Estaba aterrada. Sus calificaciones habían bajado considerablemente, y no era la primera vez que sucedía. Se pasó todo el camino de regreso de la escuela pensando en cómo explicárselo a su papá.
"Sí, la reunión está fijada para el martes a las 4:00," decía Roberto mientras finalizaba una llamada. Cuando vio a Namo en la puerta, la hizo pasar sin mucha ceremonia. "¿Qué pasa, Namo?"
La niña, con los ojos llenos de lágrimas, le extendió la nota con manos temblorosas. "Lo siento, papi."
Roberto agarró el papel sin mirarla, leyendo rápidamente el contenido. Un suspiro de frustración escapó de sus labios. "Otra vez, Namo... No puedo creer que sigamos en esto. ¿Cuántas veces te he pagado tutores caros? Y siempre prometes que mejorarás."
"Esta vez será diferente, lo prometo..." Namo intentó contener las lágrimas, pero fue en vano.
"No prometas algo que no puedes cumplir. Mira a tu hermana, Becky. Ella no necesita mi ayuda para ser perfecta. Nunca me da problemas, no como tú. Ni siquiera se queja."
Namo se derrumbó bajo esas palabras, y las lágrimas brotaron sin control. Roberto no le prestó atención. "Hablaré con el director de tu escuela. Veré si puedo arreglar esto. Pero no esperes más de mí. Tengo mejores cosas que hacer."
Salió del despacho cabizbaja, con la garganta hecha un nudo. Saint, el guardia de seguridad de la familia, la esperaba fuera. Le ofreció su mano con una sonrisa comprensiva. "Vamos, Namo. No llores. Te compraré un helado para que te sientas mejor."
Ella intentó sonreír, pero aún así miró hacia atrás, hacia la puerta del despacho de su padre. "Nunca seré tan buena como Becky... Así que, ¿para qué intentarlo?"
Roberto volvió al presente, con la vista fija en el rostro sereno de Namo. "Era solo una niña... pero después de ese día cambió por completo. Dejó de hablarnos. Se metía en problemas, probablemente buscando mi atención, y yo, idiota, nunca se la di."
Patricia puso una mano sobre su hombro, pero él no dejó de hablar.
"Quise que Becky compensara todo lo que Namo no era. Y Becky... Becky nunca se quejaba, siempre tratando de ser perfecta. Incluso ahora, nunca duerme, siempre estudiando, tratando de no defraudarme. Ninguna de las dos merecía esto."
"Becky asumió toda la presión que Namo no pudo manejar," dijo Patricia con tono comprensivo, aunque guardaba cierto rencor. "La convertiste en un soldado. Mientras Namo solo quería ser vista por ti, Becky decidió no ser un problema para que al menos ella fuera tu orgullo."
Roberto cerró los ojos, lleno de remordimiento. "Fui demasiado duro con ambas... William Chankimha fue mejor padre que yo probablemente."
"Ese hombre habría vendido a su propia hija por dinero," replicó Patricia.
"No. Eso no es cierto, Patty," confesó Roberto, dejando escapar un suspiro. "William no me entregó el ñakariy por riquezas ni para saldar deudas. Me lo dio para proteger a su hijo."
Patricia lo miró incrédula. "¿A Freen?"
Roberto negó con la cabeza. "No, a su hermano. Freen tiene un hermano del que nadie conoce su existencia."
Patricia abrió los ojos, sorprendida.
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Las Gemelas
أدب الهواةDos hermanas gemelas atraídas por la misma persona terminan metidas en medio de una rivalidad que las obligara a elegir entre familia y amor. Versión en inglés en el perfil aotg17 :)