Becky bajó a la cocina, donde sus padres ya estaban desayunando.
—Buenos días, cariño. ¿No dormiste bien? Te ves cansada —comentó su madre, Patricia, mientras le servía una taza de café.
—Claro que lo estoy si una criminal se metió en mis sueños —pensó Becky, aunque solo dijo:
—Estoy bien, ma. Pero te acepto ese café para levantarme. Aún tengo sueño.
—Becky, te he dicho que no te acuestes tarde estudiando. El cerebro también necesita descansar —advirtió su padre, Roberto, desde detrás de su periódico.
—Lo sé, papá, no lo volveré a hacer. Solo quería dar un último repaso a todo el material para el examen de hoy —respondió Becky, tratando de sonar convincente.
—¿A poco tenemos examen? —dijo Namo, bajando las escaleras y agarrando una tostada del plato de su padre.
—Namo, espero que lo digas en broma porque si me vuelven a decir que tus notas están muy bajas, van a haber serias consecuencias —dijo Roberto, mirándola por encima del periódico.
—Es broma, padre. Claro que lo sé y estudié mucho. Imagínate, estudié tanto que creo que sacaré mejor nota que Becky —respondió Namo con una sonrisa pícara.
—Eso quiero verlo, cariño. Si sacas mejor nota que tu hermana, les levanto el castigo a las dos —dijo su madre, sonriendo con complicidad.
—¿Oíste, hermanita? ¡Nos van a levantar el castigo! —dijo Namo, emocionada, mientras Becky miraba su taza de café, perdida en sus pensamientos.
—Ey, Bec. Adoptada. ¿Me escuchas?
—Mm, ¿qué? —Becky sacudió la cabeza, regresando a la realidad y mirando a su hermana.
—En definitiva, nos van a quitar el castigo —repitió Namo con una sonrisa.
—Becky, cariño, ¿estás bien? —preguntó su madre, preocupada. Becky asintió y tomó un sorbo de café.
—Sí, ma. Perdón, estaba pensando en algunas cosas. Namo, mejor vámonos a la escuela —dijo Becky, levantándose de la mesa. Ambas le dieron un beso a sus padres y salieron de la casa.
—Robbie, me estoy preocupando por nuestra Bec. Lleva días así, distraída. ¿No deberíamos hablar con ella? —comentó Patricia, mirando a su esposo con una mezcla de preocupación y ternura. Roberto negó con la cabeza.
—No te preocupes, amor. Solo está así porque se presiona mucho por sacar buenas notas. Cuando se acaben sus exámenes, volverá a la normalidad —respondió Roberto, besando la mejilla de su esposa. —Te veo en la noche.
—Recuerda almorzar, que sé que no lo estás haciendo. Un café no es comida.
—Sí, amor —respondió Roberto, tomando sus llaves y saliendo por la puerta. Patricia miró la mesa con algunas sobras de comida y suspiró.
—No sé para qué cocino tanto si al final siempre comen tostadas y café. Son iguales los tres...
Mientras caminaban hacia la escuela, que quedaba a unos diez minutos de su casa, Becky y Namo escucharon el rugir de una moto. Becky, reconociendo el sonido, siguió caminando con la cabeza gacha, intentando ignorar la sensación de nerviosismo que la invadía. Sin embargo, Namo se rió y corrió hacia la chica que acababa de llegar, montándose en la moto sin dudar.
Becky llegó al edificio escolar justo a tiempo para ver a Namo despidiéndose de Sarocha con un beso en la mejilla. La escena le revolvió el estómago de una manera que no podía entender.

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Las Gemelas
FanfictionDos hermanas gemelas atraídas por la misma persona terminan metidas en medio de una rivalidad que las obligara a elegir entre familia y amor. Versión en inglés en el perfil aotg17 :)